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Los expertos siempre mencionan que los tres pilares básicos sobre los que se sustenta el equilibrio en la vida son: alimentación, ejercicio y descanso. En todos los casos ha de ser con moderación y de calidad, ya que el ejercicio y el descanso en exceso no es recomendable ni tampoco comer más de la cuenta.
Sobre la actividad física hay que decir que en las últimas décadas han surgido y se han desarrollado diferentes modalidades que están provocando una mejora sustancial en la calidad de vida. El crossfit, yoga, zumba, body pump o taichi se encuentran dentro de la lista de preferencias de jóvenes y mayores a la hora de practicar deporte, pero es probable que la actividad que más ha calado y mejor aceptación ha tenido es el Pilates.
Este método, creado por el alemán Joseph Hubertus Pilates, tiene como objetivo fundamental el control del cuerpo a través de la mente. Con la ayuda de toda la musculatura del cuerpo, especialmente el cinturón abdominal, y ayudado y acompasado con la respiración, a través del control del diafragma, se busca la corrección y mejora de las alteraciones posturales.
A diferencia de otras actividades físicas, el Pilates no requiere de gran espacio para practicarse. Apenas una colchoneta individual, ropa cómoda y una estancia agradable y tranquila son ingredientes más que suficientes para ponerse en marcha.
Son varios los puntos sobre los que descansa la filosofía Pilates si bien destacamos 3 por encima de todos: respiración, concentración y relajación.
A la hora de comenzar, el foco se pondrá sobre la respiración, que se mantendrá intacta durante toda la sesión. La inspiración arrancará con cada ejercicio y la exhalación coincidirá con el momento más intenso del mismo. En caso de que se requieran varias repeticiones el proceso es el mismo. Se trata, por tanto, de un ejercicio aeróbico en el que no hay deuda de oxígeno.
Es fundamental que esta respiración sea intercostal para conseguir, con la práctica, un aumento de la capacidad pulmonar. Además, con la contracción de la zona abdominal, especialmente con cada exhalación, se producirá una mejora en esta musculatura que aliviará la zona lumbar, muy propensa a lesiones o dolores por el tipo de vida sedentario.
Por otro lado, está la concentración, condición sine qua non para que la práctica sea correcta y que haya evolución en el tiempo; de esa forma se podrán alcanzar los objetivos. Aunque parece más sencillo de lo que es, el objetivo no es otro que focalizar toda la atención en el ejercicio – respiración y musculatura – para alinear el cuerpo.
De esa forma se va a conseguir el desarrollo correcto y es preferible hacer una repetición bien que cuatro regulares.
A mayores de todo eso, y para potenciar la concentración, se hace necesario llevar a cabo el Pilates en un ambiente relajado, hasta con una música a bajo volumen que pueda ayudar a controlar la respiración,
Hay dos variedades, bien diferenciadas, de Pilates: con máquinas y de suelo.
El segundo es el más tradicional y el más ‘sencillo’ ya que no necesita accesorios adicionales que una colchoneta. En ocasiones, para determinados ejercicios, puede ser oportuno añadir alguna banda elástica, una pelota o un bosu, entre otros, para potenciarlo.
En el caso del primero, con máquinas, los profesores se ayudan de aparatos para el correcto desarrollo de las sesiones. Algunos de esos elementos han ido evolucionando gracias a la tecnología y ya no lucen tan anticuados como cuando su inventor los creó.
Por su sencillez, aunque no exenta de dificultad, el Pilates se ha extendido también como un ejercicio recomendado para mujeres embarazadas. El principal motivo es la mejora y el desarrollo de la musculatura abdominal, que juega un papel fundamental durante la gestación. Y dado que la relajación y la respiración son determinantes durante un parto y también en Pilates, parece una buena oportunidad de concienciarse a nivel físico y mental.
Dado que no se trata de una actividad lesiva ni agresiva, cualquier mujer embarazada puede practicar Pilates si bien siempre es recomendable consultarlo con el doctor o doctora de cabecera para saber qué ejercicios se pueden realizar según la etapa del embarazo. De esa forma también se llevará un control sobre lo que se está haciendo y se evitará correr riesgos innecesarios.
Ocurre que, a veces, existe la duda sobre si se puede comenzar a practicarlo en el embarazo si nunca antes se ha hecho y la respuesta es afirmativa. Siempre, por supuesto, bajo la aprobación del ginecólogo.
Además, este método te permitirá conocer mejor tu cuerpo y escucharlo de tal forma que sabrás, si surge alguna molestia, localizarla y rebajar el nivel de intensidad o directamente saltar ese ejercicio.
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