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El Reiki es una técnica de sanación energética que cuyo origen se remonta a principios de 1900 por Mikao Usui, un monje budista japonés.
Los practicantes del Reiki lo conciben como un método de curación que fomenta el bienestar espiritual, físico, emocional y mental.
La raíz de la palabra Reiki proviene de la palabra japonesa ‘Rei’, que se refiere a ‘Vida Universal’ y ‘Ki’, que significa ‘Energía de Fuerza Vital‘. Por tanto, es la energía de la fuerza vital universal que fluye a través de todos los seres.
Dentro de cada célula de nuestro cuerpo, se emiten continuamente frecuencias de energía. Estos fluyen a través de nuestros centros de energía (chakras) y nos conectan con la energía vital universal.
Cuando nuestro flujo de energía se estanca, se vuelve lento o se bloquea debido a dolencias o lesiones físicas, traumas emocionales o cuando experimentamos una desconexión espiritual, afecta a todo nuestro ser.
Esto impide la capacidad innata de nuestro propio cuerpo para curarse a sí mismo y puede volvernos vulnerables a enfermedades y producir angustia emocional/espiritual.
El Reiki funciona canalizando esta energía curativa universal a través de las manos del practicante del Reiki hacia el paciente.
Así pues, el profesional del Reiki promueve el flujo de energía curativa a los diferentes chakras ubicados en todo el cuerpo. Esta técnica se puede aplicar en personas de todas las edades e incluso, es adecuada para animales.
Durante una sesión de Reiki, se les pide a los pacientes que se tumben en una camilla completamente vestidos y empiecen a concentrarse en su respiración con los ojos cerrados.
Comienzan analizando los sistemas de energía del paciente para tener una idea de qué centros de energía requieren más atención.
Mientras suena música meditativa de fondo, comienzan a entrar en un estado de relajación. De este modo, la mayoría de las personas entran en un estado de meditación profunda
Con el uso de las manos, el profesional canaliza la energía curativa por todo el cuerpo del paciente, colocándolas sobre diferentes puntos de energía.
Aunque la experiencia de cada persona con el Reiki es diferente, durante una sesión, se puede experimentar algunas sensaciones de hormigueo, contracciones corporales, ver luces y colores brillantes, calor en todo el cuerpo, notar una mayor sensación de emociones o experimentar sueños vívidos.
Los practicantes creen que el Reiki se puede realizar a distancia, lo que facilita la curación de alguien que no está físicamente presente, puesto que se basan en el principio de que la energía universal no está limitada por el espacio, la distancia o el tiempo.
En este sentido, todo está compuesto de moléculas que vibran todo el tiempo (energía) y como todos estamos hechos de energía, todos somos parte de un gran campo de energía.
Por tanto, cuando sientes ‘buenas vibraciones’ estás sintiendo energía positiva. Asimismo, cuando entras en una habitación con mal ambiente, la energía es densa y puede hacer que quieras dar la vuelta e irte de inmediato.
De este modo, defienden que el Reiki a distancia canaliza vibraciones positivas a través de la distancia y el tiempo.
Cada sesión proporcionará una experiencia diferente y los beneficios variarán de persona a persona.
No obstante, la mayoría de los beneficios observados son los siguientes:
Es importante dejar claro que el Reiki en sí, no cura enfermedades por lo que no puede ser sustituido por un tratamiento convencional.
En cambio, puede utilizarse como complementario para mitigar los efectos secundarios de otros tratamientos y para promover sentimientos de bienestar emocional, físico y espiritual.
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