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Como bien sabrás, el testamento es la declaración de las últimas voluntades por el que la persona dice qué hay que hacer con su patrimonio cuando fallezca. Sobre este tema siempre surgen muchas dudas: ¿es recomendable hacerlo?, ¿se necesita acudir a un notario?, ¿cómo se dividen las herencias?, ¿puedo desheredar a un hijo?
Pero la primera y la más frecuente es la siguiente: ¿cuándo tengo que hacer el testamento? Si quieres descubrirlo, ¡sigue leyendo para no perdértelo! A continuación, te contamos cuándo tienes que ponerlo en marcha, además de responder a otras de las preguntas más habituales.
Lo más común es creer que el testamento solo tiene que hacerse cuando llegamos a una edad avanzada o carecemos de un buen estado de salud. Pero lo cierto es que no hace cumplir esos requisitos para hacer un testamento.
Aun así, hay circunstancias que apremian la creación de un testamento, como las ya mencionadas. Pero debes saber que la edad no es un impedimento, aunque lo ideal es otorgar testamento en edad adulta, cuando la persona que tiene ya un patrimonio puede dejar un legado.
Además, es en la edad adulta cuando se darán las condiciones familiares óptimas para hacer el testamento, ya que puede tener cónyuge o pareja estable, hijos o ascendientes a los que beneficiar.
En otras palabras, la edad no es realmente importante, pero sí lo son las circunstancias. También hay que tener en cuenta que no hay ninguna obligación de dar a conocer la existencia del testamento.
Es muy recomendable hacer testamento antes de que surja cualquier accidente o enfermedad. De no haber testamento, es la ley la que decide adónde van a parar nuestros bienes.
Hacer un testamento no es para nada complejo, y además es económico. Con este procedimiento, decidiremos el destino de nuestros bienes, sabiendo que nuestras últimas voluntades se cumplirán.
Y es que no solo es una forma de hacer constar nuestros deseos, sino que es un método legal que se va a cumplir. Otro beneficio de otorgar testamento es que los familiares no tendrán tantos conflictos como si tuvieran que llegar a un acuerdo acerca de qué hacer con el patrimonio.
No hay por qué acudir a un notario para hacer testamento, ya que en cualquier momento el testador puede escribir y firmar un documento por su cuenta, recogiendo el año, el mes y el día en que se otorga.
De todas maneras, lo más recomendable es hacer un testamento abierto, que es aquel documento en el que el testador manifiesta sus últimas voluntades en presencia de quienes deben autorizar el acto notarial. El inconveniente de este tipo de testamento es que no es secreto.
El testamento abierto ante notario cumple con todo lo que exige la ley, por lo que es completamente válido. Además, tiene un contenido que se ajusta al Derecho y sigue las últimas voluntades del testador.
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