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El control de impagos está entre los más importantes problemas que tienen muchas compañías, en particular, pequeñas y medianas (pymes) y personas físicas. La no percepción por parte de los clientes de los pagos puede poner en riesgo la salud financiera de una compañía, influenciando su capacidad de aumento de ingresos y liquidez. Debido a eso, es fundamental estar al tanto de las herramientas jurídicas disponibles para cuidar a tu compañía de clientes en situación de morosidad y disminuir los riesgos que tiene por impagos.
En el artículo explicaremos las primordiales tácticas y métodos legales que es posible utilizar para resguardar tu compañía de impagos, que van desde la utilización de contratos inteligentes hasta los métodos legales.
Preservar a tu compañía frente a adeudos es una labor esencial para garantizar su subsistencia y desarrollo. Tenir contratos que estén bien escritos, llevar un control de la salud financiera de tus clientes y conocer las herramientas jurídicas disponibles para demandar a tu debt es fundamental para disminuir los riesgos. Además, pensar en métodos como la mediación, el arbitraje o el seguro de crédito puede complementar la protección de tu compañía y garantizar la consistencia de tu compañía a lo largo del tiempo.
A la hora de redactar un contrato, es importante incluir cláusulas específicas que ayuden a proteger a tu empresa:
Otra forma efectiva de reducir el riesgo de impago es incorporar garantías de pago en el contrato:
Además de los contratos, es crucial realizar un seguimiento de la solvencia de tus clientes. Saber si una empresa o un particular tiene problemas financieros puede ayudarte a tomar decisiones informadas antes de iniciar una relación comercial.
Utilizar servicios de informes de solvencia te permite conocer el estado financiero de tus clientes. Existen agencias de información crediticia que ofrecen datos sobre posibles impagos anteriores, deudas acumuladas o situaciones de insolvencia de las empresas.
Incluir en tus contratos una cláusula que te permita realizar revisiones periódicas de la solvencia del cliente puede protegerte en caso de que su situación financiera empeore. De esta manera, puedes renegociar los términos de pago o exigir garantías adicionales.
Si a pesar de todas las medidas preventivas, un cliente incumple el pago, es necesario actuar con rapidez y conocer los procedimientos legales a seguir para reclamar la deuda.
El primer paso antes de acudir a los tribunales es intentar una reclamación extrajudicial. Se trata de un intento amistoso de resolver el conflicto, enviando una carta de reclamación de pago. Esta debe incluir:
Esta vía es más rápida y menos costosa que un procedimiento judicial, por lo que se recomienda intentar llegar a un acuerdo.
Si la reclamación extrajudicial no surte efecto, puedes iniciar un procedimiento monitorio. Este procedimiento es rápido y económico y está diseñado específicamente para reclamar deudas de carácter dinerario. Algunos de los requisitos para iniciar un juicio monitorio son:
El juzgado enviará un requerimiento de pago al deudor, que deberá pagar o presentar alegaciones en un plazo de 20 días. Si el deudor no responde, se procede al embargo de bienes.
Si el juicio monitorio no es aplicable o el cliente presenta oposición, deberás acudir a un procedimiento judicial ordinario. Aunque este proceso es más largo y costoso, te permite reclamar deudas más complejas o de mayor cuantía. Dependiendo de la cantidad reclamada, puedes iniciar:
Una vez que obtengas una sentencia favorable, si el deudor sigue sin pagar, puedes solicitar el embargo de bienes. El juzgado se encargará de localizar y embargar bienes del deudor para cubrir la deuda, como cuentas bancarias, propiedades o salarios.
En algunos casos, las alternativas extrajudiciales como la mediación o el arbitraje pueden ser una solución más rápida y eficiente para resolver conflictos por impagos.
La mediación es un proceso en el que un mediador neutral ayuda a las partes a llegar a un acuerdo. Este proceso es menos formal que un juicio y suele ser más rápido y económico.
El arbitraje es otra opción extrajudicial en la que un árbitro toma una decisión vinculante sobre el conflicto. Es más rápido que un procedimiento judicial, aunque tiene un coste asociado. Es recomendable incluir una cláusula arbitral en los contratos para poder recurrir a este mecanismo en caso de conflicto.
Por último, una opción interesante para proteger a tu empresa frente a impagos es contratar un seguro de crédito. Estos seguros cubren el riesgo de impago de tus clientes, lo que te permite mantener la estabilidad financiera en caso de que algún cliente no cumpla con sus obligaciones de pago.
Proteger a tu empresa frente a impagos es una tarea fundamental para garantizar su viabilidad y crecimiento. Contar con contratos bien redactados, realizar un seguimiento de la solvencia de tus clientes y conocer las herramientas legales disponibles para reclamar deudas son pasos clave para minimizar los riesgos. Además, considerar alternativas como la mediación, el arbitraje o el seguro de crédito puede ofrecer una protección adicional y asegurar la estabilidad de tu negocio a largo plazo.
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