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La gestión de patrimonios paso por paso, ¿qué es?

Celma Abogados Actualizado: 3 de febrero de 2022 Publicado: 14 de enero de 2022

Quizás has oído hablar de la gestión de patrimonios, una estrategia de inversión a través de la que se pueden alcanzar unos objetivos financieros. Pero, ¿en qué consiste exactamente? 

Si quieres descubrir en qué consiste exactamente, ¡sigue leyendo para no perdértelo! A continuación, te lo contamos. 

La gestión de patrimonios, ¿qué es?

Como hemos adelantado, esta es una estrategia de inversión. Se ajusta a las necesidades de cada cliente, así como a su objetivo. También se tiene en cuenta la situación de los mercados, tanto la actual como la que se prevé de cara a un futuro. 

A la hora de hacer una buena gestión patrimonial, para lo que se cuenta con asesoramiento profesional especializado en el sector, hay que tener en cuenta una serie de factores. En primer lugar, respecto a los objetivos de inversión:

  • Rentabilidad 
  • Riesgo

Y, en segundo lugar, las restricciones:

  • Tiempo
  • Impuestos
  • Liquidez
  • Legalidad
  • Singularidades

Además, al hacer una adecuada planificación patrimonial se trata lo siguiente:

  • Balance del cliente, es decir, lo que este tiene
  • Objetivos o, lo que es lo mismo, ¿qué es lo que quiere el cliente?
  • Plan financiero, que es la estrategia para conseguir los objetivos partiendo de la situación actual del cliente
  • Seguimiento

Pero no solo esto, sino que también hay que prestar atención a:

  • El capital humano, que hace referencia al dinero que va a ganar una persona a lo largo de su vida
  • El capital financiero, siendo este el patrimonio actual del cliente

Vamos a hablar del balance del cliente, los objetivos y el plan financiero, que son las fases de la gestión de patrimonios. Hay que tener en cuenta que, si el cliente cambia en algún momento sus objetivos, hay que volver a empezar la estrategia.

Balance del cliente

Esta es la primera fase de la gestión de patrimonios, y en ella hay que obtener toda la información necesaria para, posteriormente, hacer una proyección de los ingresos y gastos futuros. 

Los gestores tienen que obtener datos de los clientes referentes a su edad, estado civil o perfil de riesgo. Además, otros datos personales como los activos (el patrimonio financiero y el patrimonio no financiero), y saber el capital financiero (el dinero que el cliente pretende invertir).

En última instancia, los gestores recogen los datos financieros y fiscales del cliente, que son diferentes en función del país en que se encuentre.  

Objetivos

Si bien es cierto que el primer paso en la gestión de patrimonios es recopilar información de los clientes, también hay que plantear prácticamente desde el principio cuáles son los objetivos. Y es que es una parte muy importante de esta estrategia de inversión. A menudo, los clientes son excesivamente ambiciosos, y no hay plan financiero que les permita conseguirlos. 

Plan financiero

El plan financiero se crea para que los clientes cumplan su objetivo. En él, se recolocan los activos del cliente. Podemos clasificar a los clientes y sus perfiles en función de su idoneidad:

  • Perfil conservador: tiene un 25% de activos monetarios, un 50% de renta fija y un 25% de renta variable. 
  • Perfil moderado: tiene un 10% de activos monetarios, un 40% de renta fija y un 50% de renta variable. 
  • Perfil agresivo: tiene un 5% de activos monetarios, un 20% de renta fija y un 75% de renta variable. 

Seguimiento

Aunque no es obligatorio llevar a cabo el seguimiento de un cliente y su situación, lo ideal es hacerlo. Esta fase es un valor añadido de la banca privada, y hace que la gestión de patrimonios de los clientes se vea beneficiada. 

Ventajas de la gestión de patrimonios, ¿cuáles son?

De forma resumida, llevar a cabo esta estrategia financiera supone una optimización de los recursos, así como una mayor rentabilidad del patrimonio. Pero, de forma más concreta:

  • Se utilizan las estrategias más adecuadas para llevar a cabo las inversiones, como pueden ser fondos de inversión y acciones.
  • Optimización de la capacidad fiscal de los clientes en función de las circunstancias personales. Por ejemplo, atendiendo a jubilaciones, donaciones o sucesiones.
  • Control y evaluación de los riesgos de las inversiones (siguiendo la Directiva sobre Mercados de Instrumentos Financieros, conocida por las siglas MiFID).
  • Los clientes tendrán acceso a servicios complementarios que favorecen la gestión de patrimonios, como puede ser la planificación financiera, la planificación sucesoria o la monitorización de posiciones. 

No confundir con la gestión patrimonial

A menudo, se puede confundir la gestión de patrimonios con la gestión patrimonial. Aunque en ocasiones nos podemos referir a uno con el nombre del otro, lo cierto es que hay diferencias entre ambos términos. 

Mientras que la gestión de patrimonios es una estrategia de inversión, la gestión patrimonial se refiere a la gestión del patrimonio, que puede ser empresarial o no. Entendiendo patrimonio como el conjunto de bienes, derechos y obligaciones de una persona, conjunto de personas o empresa. Dentro de este encontramos dos tipos, el tangible y el intangible:

  • Patrimonio tangible: se refiere a bienes físicos y materiales de la empresa propietaria. Y, dentro del patrimonio tangible están:
    • Bienes inmuebles: aquellos bienes que no se pueden trasladar, como los edificios. 
    • Bienes muebles: los que sí se pueden mover o trasladar, que no están inscritos en el Registro de la Propiedad, como ocurre con los bienes inmuebles. Por ejemplo, coches o impresoras. 
  • Patrimonio intangible: este es el conjunto de propiedades no físicas, como la marca de la empresa. 

Celma Abogados

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