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Quizás has oído hablar de la gestión de patrimonios, una estrategia de inversión a través de la que se pueden alcanzar unos objetivos financieros. Pero, ¿en qué consiste exactamente?
Si quieres descubrir en qué consiste exactamente, ¡sigue leyendo para no perdértelo! A continuación, te lo contamos.
Como hemos adelantado, esta es una estrategia de inversión. Se ajusta a las necesidades de cada cliente, así como a su objetivo. También se tiene en cuenta la situación de los mercados, tanto la actual como la que se prevé de cara a un futuro.
A la hora de hacer una buena gestión patrimonial, para lo que se cuenta con asesoramiento profesional especializado en el sector, hay que tener en cuenta una serie de factores. En primer lugar, respecto a los objetivos de inversión:
Y, en segundo lugar, las restricciones:
Además, al hacer una adecuada planificación patrimonial se trata lo siguiente:
Pero no solo esto, sino que también hay que prestar atención a:
Vamos a hablar del balance del cliente, los objetivos y el plan financiero, que son las fases de la gestión de patrimonios. Hay que tener en cuenta que, si el cliente cambia en algún momento sus objetivos, hay que volver a empezar la estrategia.
Esta es la primera fase de la gestión de patrimonios, y en ella hay que obtener toda la información necesaria para, posteriormente, hacer una proyección de los ingresos y gastos futuros.
Los gestores tienen que obtener datos de los clientes referentes a su edad, estado civil o perfil de riesgo. Además, otros datos personales como los activos (el patrimonio financiero y el patrimonio no financiero), y saber el capital financiero (el dinero que el cliente pretende invertir).
En última instancia, los gestores recogen los datos financieros y fiscales del cliente, que son diferentes en función del país en que se encuentre.
Si bien es cierto que el primer paso en la gestión de patrimonios es recopilar información de los clientes, también hay que plantear prácticamente desde el principio cuáles son los objetivos. Y es que es una parte muy importante de esta estrategia de inversión. A menudo, los clientes son excesivamente ambiciosos, y no hay plan financiero que les permita conseguirlos.
El plan financiero se crea para que los clientes cumplan su objetivo. En él, se recolocan los activos del cliente. Podemos clasificar a los clientes y sus perfiles en función de su idoneidad:
Aunque no es obligatorio llevar a cabo el seguimiento de un cliente y su situación, lo ideal es hacerlo. Esta fase es un valor añadido de la banca privada, y hace que la gestión de patrimonios de los clientes se vea beneficiada.
De forma resumida, llevar a cabo esta estrategia financiera supone una optimización de los recursos, así como una mayor rentabilidad del patrimonio. Pero, de forma más concreta:
A menudo, se puede confundir la gestión de patrimonios con la gestión patrimonial. Aunque en ocasiones nos podemos referir a uno con el nombre del otro, lo cierto es que hay diferencias entre ambos términos.
Mientras que la gestión de patrimonios es una estrategia de inversión, la gestión patrimonial se refiere a la gestión del patrimonio, que puede ser empresarial o no. Entendiendo patrimonio como el conjunto de bienes, derechos y obligaciones de una persona, conjunto de personas o empresa. Dentro de este encontramos dos tipos, el tangible y el intangible:
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