Historia de la ebanistería: ¿qué es y en qué se diferencia de la carpintería?
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Aunque los extintores están en casi todos los lugares a los que acudimos en nuestro día a día, lo cierto es que son un elemento que pasa desapercibido. Al fin y al cabo, ¿en cuántas ocasiones hemos tenido que utilizar uno?
Sabemos que los extintores sirven para extinguir el fuego, de forma tanto segura como efectiva. Pero hay diferentes tipos, los cuales es importante conocer cuando nos planteamos comprar uno.
Es por ello que, a continuación, te contamos qué tipos de extintores existen. ¡Sigue leyendo para no perdértelo!
Los extintores son aquellos aparatos que sirven para dar seguridad contra los incendios, atenuar las llamas y apagar los fuegos declarados. Por supuesto, estos han de cumplir lo que rige la normativa europea en cuanto a seguridad contra incendios.
Aunque haya muchos tipos de extintores, todos tienen el mismo funcionamiento. Pero, ¿cuál es? En sus envases se encuentra un producto a presión (polvo químico, espuma, agua…). El producto va directo a las llamas, con fuerza y precisión.
Además, la forma que tienen es muy característica, puesto que está hecha así para optimizar su uso y efectividad.
Encontramos cuatro tipos de extintores, que son A, B, C, D y K, siendo las más polivalentes A, B y C. Cada uno tiene una función y se asigna a un tipo de incendio. Pero, ¿cómo se diferencian los tipos de incendios? Esto es por el tipo de combustible que ha originado el fuego.
Este tipo de extintores está hecho para extinguir fuegos que han sido provocados por materiales secos, como pueden ser papel, cartón o madera.
Los extintores de tipo B son aquellos que se utilizan en incendios de tipo graso, es decir, entre los que se encuentra un combustible líquido, que puede ser aceite, alcohol o gasolina.
Los extintores de este tipo son aptos para fuegos que han sido provocados por sustancias gaseosas. Por ejemplo, butano, gas natural o propano.
Estos se utilizan para fuegos provocados por metales combustibles o equipos eléctricos, los llamados fuegos de origen metálico o fuegos eléctricos. Principalmente, su uso se da en entornos profesionales e industriales.
Los extintores de tipo K sirven para aquellos fuegos generados por aceites y grasas.
No solo podemos clasificar los extintores en función de las clases de fuego, sino que también encontramos extintores según el agente extintor. Los extintores son de agua, de agua pulverizada, de espuma, de polvo, de CO2, de compuestos reemplazantes de los halógenos, a base de polvos especiales y para fuegos.
Principalmente, estos extintores son adecuados para fuegos sólidos, es decir, los de tipo A. Pero también en espacios donde no hay electricidad.
Lo característico del agua es que se enfría muy rápido, por lo que resulta muy eficaz para apagar incendios.
Por el contrario, no pueden sofocar fuegos provocados por la quema de gasolina o aceite, puesto que la densidad de estos es superior al agua y quedaría por encima, impidiendo extinguir el incendio.
Además, no se pueden utilizar los extintores de agua en fuegos de tipo C, es decir, con gases, porque el agua conduce la electricidad.
Los extintores de agua pulverizada sirven para apagar fuegos tanto sólidos como líquidos, que son los tipos A y B. El requisito es que no haya electricidad, porque podría provocar una electrocución el contacto del agua con la corriente eléctrica. Son óptimos para jardines exteriores.
Los extintores de espuma son ideales en los incendios de tipo A y B, donde no haya presencia de fuegos eléctricos. Lo que hace la espuma es crear una capa que desplace el aire, enfríe el material y evite que el vapor se escape, avivando así la combustión.
Estos extintores son los más habituales, ya que están en casas, oficinas y edificios. Son útiles para terminar con fuegos de tipo A, B y C, y dan la posibilidad de que la electricidad esté de por medio. Esto es porque, como se trata de polvo, desaparece el riesgo que encontrábamos con el agua.
Normalmente, donde se utilizan estos extintores es en zonas de exterior donde el agua o la espuma podrían provocar daños. Por ejemplo, en una fábrica llena de máquinas con mucho valor.
Los fuegos de tipo A, B y C pueden apagarse con estos extintores, puesto que el dióxido de carbono es un gas que no conduce la electricidad. Cuando el producto sale del extintor, se genera un descenso drástico de las temperaturas, llegando a los 80 grados centígrados bajo cero.
Como no conducen la electricidad y no dejan residuos, son perfectos para fuegos de clase A, B y C.
Los extintores a base de polvos especiales para la clase D trabajan por sofocación o por absorción del calor.
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