Historia de la ebanistería: ¿qué es y en qué se diferencia de la carpintería?
Contacta con
Fricalfa
Buscar
A día de hoy, no se nos ocurría no tener persiana. Y es que aportan un sinfín de beneficios: controlan la iluminación, evitan el deslumbramiento, tapan las vistas si así lo queremos, aportan aislamiento térmico, por lo que se ahorra energía, y aislamiento acústico…
Además, son un dispositivo muy cómodo para el usuario, que lo puede manejar fácilmente según sus necesidades, momento del día, clima, etc. e impiden que entre el polvo y la suciedad del exterior al interior del hogar.
Pero no solo esto, sino que ya se trata de un tema de intimidad y privacidad. Cuando nos encontramos en una casa sin persianas, nos sentimos expuestos al mundo. Esta es, quizás, la razón principal por la que instalamos persianas en nuestra casa, ya que las demás ventajas pueden pasar desapercibidas.
Por último, las persianas sirven tanto para proteger el hogar de insectos, animales o las inclemencias meteorológicas, como para dar seguridad a las casas.
Pero las persianas no siempre han existido, y mucho menos como las conocemos ahora. Es por eso que, en este artículo, te contamos la historia de las persianas, desde su origen hasta la llegada de las persianas motorizadas.
El término “persiana” proviene del latín “persa, -ae” que, en castellano, lo entendemos como “originario de Persia”. Esto se debe a que, en el siglo XVIII llegaron por primera vez las persianas a Europa, concretamente a Venecia, y procedían de Persia.
Es por eso que las persianas más famosas son las persianas venecianas. Estas se fabrican en aluminio, PVC o madera, y se caracterizan por tener lamas de más o menos grosor, que suben y bajan por medio de cordeles. Gracias a unas varillas, que hacen de guías, se pliegan las lamas, dejando pasar más o menos luz. Además, este tipo de persiana es ideal para todo tipo de habitación y tamaño de ventana.
El inventor de las persianas fue Edward Bevan, en el siglo XVIII. Se trata de un físico inglés que creó un artilugio formado por láminas o lamas móviles de madera, que se accionaban mediante un cordón y una polea. Todo ello, encajado en un marco. El término “persiana” fue acuñado por Bevan, quién patentó por primera vez la persiana.
Entonces, las funciones de las persianas eran graduar la intensidad de luz exterior, así como el ruido. Es decir, el aislamiento térmico y acústico que encontramos a día de hoy en nuestras persianas ya se daba en los inicios de dicho artilugio.
Por supuesto, también eran muy útiles para dar privacidad a los hogares, algo fundamental también en la actualidad.
Todas estas funciones eran cubiertas por las persianas venecianas y, además, resultaban muy estéticas, pudiendo decorarse con motivos ornamentales y diferentes materiales, con telas pintadas y bandas, para lucir en los balcones y ventanas.
Sin embargo, en el siglo XVIII no estaban presentes las ventajas de protección y seguridad que aportan las persianas que encontramos hoy en el mercado.
Si bien es cierto que las persianas tal y como las conocemos hoy en día datan su origen en el siglo XVIII de la mano de Edward Bevan, podíamos encontrar algo similar en el Antiguo Egipto, donde utilizaban cañas para impedir que la luz solar se filtrara en las casas, así como el frío.
Lo que hacían era anudar las cañas, colgándolas del marco de la ventana, consiguiendo ese aislamiento térmico tan deseado.
En China también se empleaba un artilugio similar antes del siglo XVIII, es decir, antes de que se patentaran las persianas. Utilizaban cañas, en este caso, de bambú.
Eventualmente, llegaron las persianas a Venecia, gracias a los persas, que llevaron el dispositivo hasta Europa. Una vez en Venecia, ya en la Edad Media, se extendió por todo el continente. Esto fue gracias al incremento de textiles que llevaron a cabo los comerciantes.
Pero, ¿qué tipos de persianas encontramos a día de hoy en el mercado? Lo cierto es que hay infinidad de ellas, muchas personalizables además. Veamos cuáles son las más comunes:
Contacta con
Fricalfa
Contacta con Fricalfa, indicándole tu motivo de tu contacto.
En la máxima brevedad te contactará a través de tu dirección de email o tu teléfono.
Contacta con
Fricalfa
Para una atención cómoda y personalizada, hazle saber a Fricalfa que le contactas a través de Clic&Post.
Contacta con
Fricalfa
Para una atención cómoda y personalizada, hazle saber a Fricalfa que le contactas a través de Clic&Post.