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Patologías digestivas: cuando el sistema digestivo pide atención

Comprender las alteraciones digestivas más comunes y su impacto en el bienestar diario

Nutre.T Centro de Nutrición Publicado: 15 de diciembre de 2025

El sistema digestivo desempeña un papel clave en el funcionamiento del organismo. No solo se encarga de procesar los alimentos, sino también de absorber nutrientes esenciales y participar en la defensa inmunológica. Cuando alguno de sus órganos no funciona correctamente, pueden aparecer las denominadas patologías digestivas, un conjunto amplio de trastornos que afectan de forma directa al bienestar diario.

Muchas personas conviven durante años con molestias digestivas pensando que son “normales”. Sin embargo, síntomas como la hinchazón constante, el dolor abdominal, la acidez frecuente o los cambios en el ritmo intestinal suelen ser señales de alerta que conviene escuchar.

Qué se considera una patología digestiva

Las patologías digestivas engloban todas aquellas alteraciones que afectan al aparato digestivo, desde el esófago hasta el intestino grueso, incluyendo órganos como el estómago, el hígado, el páncreas o la vesícula biliar. Algunas son leves y puntuales, mientras que otras pueden convertirse en problemas crónicos si no se tratan adecuadamente.

Existen patologías de origen orgánico, en las que se detecta una lesión o inflamación visible, y otras de tipo funcional, donde los síntomas están presentes aunque las pruebas no muestren alteraciones estructurales claras.

Trastornos digestivos más frecuentes

Entre las patologías digestivas más comunes se encuentra la gastritis. Esta inflamación de la mucosa gástrica puede aparecer por infecciones, consumo prolongado de antiinflamatorios, estrés mantenido o hábitos alimentarios poco saludables. Suele manifestarse con ardor, dolor en la parte superior del abdomen, náuseas o sensación de pesadez tras las comidas.

El reflujo gastroesofágico es otro problema muy habitual. Se produce cuando el contenido del estómago asciende hacia el esófago, causando acidez, quemazón y, en algunos casos, tos o molestias en la garganta. Cuando estos episodios son frecuentes, pueden afectar seriamente a la calidad de vida.

El síndrome del intestino irritable también ocupa un lugar destacado. Se caracteriza por dolor abdominal recurrente, gases, distensión abdominal y alteraciones del tránsito intestinal. Aunque no es una patología grave, puede resultar muy limitante y suele estar relacionada con el estrés y la sensibilidad intestinal.

Intolerancias alimentarias y su impacto digestivo

Las intolerancias alimentarias son una causa frecuente de síntomas digestivos persistentes. A diferencia de las alergias, no implican una reacción inmunológica inmediata, pero sí dificultan la correcta digestión de ciertos alimentos.

La intolerancia a la lactosa, a la fructosa o al gluten no celíaco puede provocar diarrea, gases, hinchazón y malestar general tras las comidas. Identificar el alimento causante es clave para reducir los síntomas y mejorar el confort digestivo.

Enfermedades inflamatorias del aparato digestivo

Dentro de las patologías digestivas más complejas se encuentran las enfermedades inflamatorias intestinales, como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. Son trastornos crónicos en los que el sistema inmunológico genera una inflamación persistente del intestino.

Sus síntomas suelen incluir diarrea prolongada, dolor abdominal, pérdida de peso, fatiga y, en ocasiones, anemia. Estas patologías requieren un seguimiento médico continuo y un enfoque multidisciplinar para controlar los brotes y mantener la calidad de vida.

Alteraciones del hígado y la vesícula biliar

El hígado y la vesícula biliar también forman parte del sistema digestivo y pueden verse afectados por distintas patologías. El hígado graso, las hepatitis o los cálculos biliares son ejemplos de trastornos que influyen directamente en la digestión.

Estas alteraciones pueden provocar digestiones pesadas, molestias en la parte derecha del abdomen, náuseas o cambios en los análisis sanguíneos. En muchos casos, el estilo de vida y la alimentación juegan un papel determinante en su evolución.

Factores que influyen en las patologías digestivas

Las causas de las patologías digestivas son muy variadas. El estrés prolongado, una dieta desequilibrada, el sedentarismo, el consumo excesivo de alcohol o ciertos medicamentos pueden alterar el funcionamiento del sistema digestivo.

El ritmo de vida actual, con horarios irregulares y comidas rápidas, favorece la aparición de estos trastornos. Además, el eje intestino-cerebro explica por qué las emociones y el estado anímico influyen de forma directa en la salud digestiva.

Importancia del diagnóstico y la prevención

Ante síntomas digestivos persistentes, es fundamental realizar una evaluación adecuada. Un diagnóstico temprano permite descartar patologías más graves y establecer pautas personalizadas que ayuden a mejorar los síntomas.

La prevención juega un papel clave. Mantener una alimentación equilibrada, respetar los horarios de comida, gestionar el estrés y realizar actividad física regular son medidas sencillas que pueden marcar una gran diferencia en la salud digestiva.

Escuchar al cuerpo, prestar atención a las señales digestivas y no normalizar el malestar es una forma de cuidarse. El sistema digestivo habla a diario, y aprender a interpretarlo es una inversión directa en bienestar y calidad de vida.

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