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Actualmente, son muchos los españoles que deciden migrar a otro país. Indiferentemente de si son motivos personales o laborales, dejan de residir en territorio español. No obstante, continúan vinculados de alguna manera con su país de origen.
De igual modo, sucede con aquellas personas que comienzan a residir en España y mantienen una conexión con su respectivo país. Cada uno de estos individuos deben contribuir un tipo de tributo que es poco conocido, el impuesto sobre la renta de no residentes.
En este artículo te contaremos todo lo relativo a este tipo de impuesto y su regulación.
En primer lugar, se trata de un impuesto directo que grava las rentas obtenidas en el territorio de España por personas físicas y jurídicas que no residen en él.
Su aplicación se da en todo el territorio español, independientemente de los regímenes fiscales autonómicos del País Vasco y Navarra. No obstante, en Canarias, Ceuta y Melilla se considerarán las disciplinas que sean de aplicación en su normativa específica.
Se considera una persona no residente en España cuando una persona vive menos de seis meses en territorio español. Asimismo, las personas no residentes carecen de residencia fiscal en el país por lo que el sistema tributario se rige diferente.
En este contexto, se añade un tributo sobre las rentas y las plusvalías que dicha persona adquiere al estar dentro del territorio español.
Sin embargo, la persona que se asiente más de seis meses en territorio español será considerado un residente fiscal. En este caso, hay que tributar por cada uno de los impuestos que les corresponden a los considerados residentes españoles.
Cabe mencionar que los seis meses en territorio español no tienen que ser de manera consecutiva.
Este impuesto aplica desde el 19% al 24% dependiendo del tipo de ingreso y de cada país en el cual la persona resida. Este tributo considera todos los ingresos que una persona obtuvo en España mediante actividades económicas, las rentas de capital inmobiliario, por la titularidad de una vivienda de segunda residencia o a través de pensiones.
En algunos casos, este tipo de impuesto por actividades económicas deben tributar tanto en el país de residencia como en España.
De esta manera, vemos que en España se tiene concretado una serie de convenios de doble imposición junto a otros países.
Además del pago tributario del IRNR, existen posibles impuestos a ser abonados por personas no residentes. Estos serían el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI), un impuesto directo que grava la titularidad de los derechos reales. Su aplicación acontece sobre cualquier bien inmueble ubicado en el lugar que recaude el tributo. Forma parte de las tasas municipales puesto que lo cobran los ayuntamiento.
Por otro lado, el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales (ITP), este grava la compraventa de viviendas, vehículos o ampliaciones de capital. Consiste en un impuesto que se debe abonar a Hacienda cuando se efectúan transacciones de compraventa de bienes inmuebles o bienes muebles.
Por último, hallamos el Impuesto sobre el Patrimonio (IP). Este mecanismo grava el patrimonio neto de las personas físicas. Hace referencia al conjunto de bienes y derechos de contenido económico de los que es titular, con reducción de las cargas y gravámenes que disminuyan su valor, así como de las deudas y obligaciones personales del titular.
Estos impuestos se gravan sobre todos los activos que se localicen en España cuando su valor exceda los 700.000 euros.
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