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Cuando hablamos de rejuvenecimiento facial o de mejorar la firmeza del cuerpo, solemos pensar en cremas, masajes o incluso cirugía estética. Pero entre esos dos extremos existe una opción cada vez más popular: la radiofrecuencia. Un tratamiento no invasivo, seguro y con resultados visibles que se ha convertido en uno de los favoritos en los centros de estética.
¿En qué consiste exactamente? ¿Qué beneficios tiene? ¿Cómo se nota en la piel? Te lo contamos todo a continuación.
La radiofrecuencia es una técnica que utiliza ondas electromagnéticas para calentar las capas profundas de la piel. Este calor controlado estimula la producción natural de colágeno y elastina, dos proteínas clave para mantener la piel firme, elástica y con aspecto joven.
Lo mejor de todo es que no requiere agujas, ni cirugía, ni tiempo de recuperación. Es un tratamiento indoloro, relajante y apto para todo tipo de pieles.
Se puede aplicar tanto en el rostro como en el cuerpo, con objetivos distintos pero igual de eficaces.
En el rostro:
En el cuerpo:
Es ideal para quienes quieren notar una mejoría visible sin someterse a tratamientos invasivos o pasar por quirófano.
Una sesión de radiofrecuencia suele durar entre 30 y 60 minutos. El profesional aplica un gel conductor sobre la zona a tratar y mueve un cabezal que emite ondas de radio, generando una sensación de calor agradable y constante.
La mayoría de las personas lo describen como una experiencia relajante. No hay molestias, pinchazos ni rojeces importantes después del tratamiento.
Una vez terminada la sesión, puedes volver a tu rutina con normalidad. No hace falta reposo ni cuidados especiales.
Como en todo tratamiento estético, la constancia es clave. Los resultados se notan desde la primera sesión, pero son acumulativos. Lo habitual es hacer un ciclo de entre 6 y 10 sesiones, una vez por semana o cada quince días, según el objetivo y la zona.
Después, muchas personas hacen sesiones de mantenimiento una vez al mes o cada dos meses, para conservar los resultados.
Los efectos más visibles son:
El colágeno no se genera de un día para otro, pero la piel empieza a “trabajar” desde la primera sesión. A medida que pasan los días, vas notando una mejoría progresiva y natural.
La radiofrecuencia es apta para hombres y mujeres a partir de los 30 años, cuando el colágeno empieza a disminuir. Es especialmente útil para personas con primeros signos de flacidez, arrugas suaves o celulitis localizada.
También es una excelente alternativa para quienes no pueden o no quieren hacerse tratamientos más invasivos.
Aunque es un tratamiento muy seguro, hay algunas situaciones en las que no se recomienda:
Por eso, siempre es importante hacer una valoración previa en el centro estético para comprobar que el tratamiento es adecuado para ti.
La radiofrecuencia se ha ganado un lugar entre los tratamientos estéticos más valorados por su eficacia, comodidad y naturalidad. No transforma el rostro ni cambia tus rasgos, simplemente mejora lo que ya tienes, devolviendo firmeza y luminosidad a tu piel.
Si buscas un tratamiento que combine bienestar, resultados visibles y sin efectos secundarios, la radiofrecuencia puede ser justo lo que necesitas.
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