¿Cuáles son los tipos de dormitorios?: clasificación según quién los ocupa y las camas
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Cada vez encontramos más objetos inteligentes en el mercado: relojes, interruptores, persianas y un largo etcétera. Pero, ¿existen los colchones inteligentes? Por muy imposible que pueda parecer, sí existen.
Si quieres descubrir en qué consisten exactamente los colchones inteligentes, ¡sigue leyendo para no perdértelo! A continuación, te lo contamos.
Los colchones inteligentes son aquellos que tienen el objetivo de mejorar el descanso de quienes lo usan. Realizan un seguimiento de las horas de sueño, evitan lesiones y problemas musculares.
Pero, ¿cómo lo hacen? Monitorizan los movimientos, las pulsaciones, la frecuencia cardíaca, las horas reales de sueño y la respiración.
En definitiva, estos colchones mejoran y facilitan nuestra vida, ya que obtendrán datos acerca de nuestra salud con los que mejorar nuestra calidad de vida. Puede sonar futurista, pero es una realidad que ya está aquí gracias al avance de las nuevas tecnologías.
Antes de que aparecieran los primeros colchones inteligentes, lo habitual era utilizar aplicaciones en los dispositivos móviles para monitorizar el sueño. Al tratarse de una herramienta separada del colchón, es inexacta y, por tanto, ineficiente.
El primer colchón inteligente lo encontramos a mediados de 2017 como respuesta a la necesidad de tener un mayor control sobre las horas de sueño y su calidad. Más adelante, aparecieron otros tipos de colchón con la capacidad de personalizar el descanso en función de las características del usuario, como la forma de dormir o el peso.
Por todas las funcionalidades de los colchones inteligentes se puede intuir que tienen numerosas ventajas. Y es que, la posibilidad de analizar el sueño aporta grandes beneficios: podremos hacer cambios en el día a día para mejorar estos datos.
Además, lo habitual es que vengan de la mano de consejos y recomendaciones para mejorar el día a día y la calidad del sueño. Sobre todo aportan beneficios los colchones inteligentes que se adaptan al usuario, ya que permiten ajustar la firmeza, elevar la cabeza al roncar, poner una alarma inteligente, encender otros dispositivos cuando te estés levantando, como las luces o la cafetera, regular la temperatura…
Quizás hayas oído hablar del Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés, Internet of Things), lo que conecta elementos físicos del día a día a Internet: bombillas, dispositivos médicos, neveras… Y, por supuesto, colchones.
Un ejemplo que encontramos en muchos hogares es el termostato inteligente, que recibe datos de la ubicación del usuario y permite programar la temperatura de su casa antes de que llegue. Se puede llevar a cabo tanto de forma manual como automática.
Gracias a estas herramientas se pasan datos de los dispositivos físicos por redes inalámbricas con mínima intervención humana. Es cierto que el IoT suele tener un uso muy empresarial, por ejemplo en la industria, en la logística y el transporte. Pero lo vemos muy a menudo, de todas maneras, en el día a día. Por ejemplo, en los colchones inteligentes.
El Internet de las Cosas es un tema muy controvertido, puesto que hay quien está en contra y quien está totalmente a favor. Como todo, tiene algún que otro inconveniente. Pero queremos resaltar las ventajas. Algunas de ellas son las siguientes:
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