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Cuando sufrimos la pérdida de un ser querido nuestro estado de ánimo tiende a empeorar. La tristeza nos invade, lloramos y nos deprimimos ante la seguridad de no poder ver más a esa persona que hemos tenido que despedir. Ocurre lo mismo cuando atravesamos una situación traumática, como una ruptura sentimental, una enfermedad o un problema laboral.
Este proceso del duelo, que cuenta con varias etapas, nos mantiene con un pensamiento negativo hasta que somos capaces de superarlo. A veces pasan semanas e incluso meses hasta que asumimos lo ocurrido y en ocasiones ese tiempo se prolonga mucho más, incluso por encima del año. Las circunstancias que rodean cada situación concreta marcarán, en buena medida, la duración del proceso.
El objetivo final, la meta tras el duro camino que se ha de recorrer, es adaptarnos a nivel emocional a la nueva realidad.
Transitar a través del dolor, la pena y la tristeza es muy complicado. Desafortunadamente, tarde o temprano llegará la hora de vivir este tipo de situaciones. Por lo general se atraviesan 5 etapas durante el duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.
La duración de cada una de esas etapas, y del proceso en general, dependerá de cada individuo, del duelo al que hay que enfrentarse y de posibles atenuantes que surjan durante el camino.
La primera reacción es de incredulidad y de no aceptar lo que está sucediendo, especialmente cuando se produce una situación inesperada, que se escapa del control emocional. Puede presentarse de manera inmediata o tardía.
El instinto humano tiende a descargar la responsabilidad de la pérdida en algo o alguien y es ahí cuando se presenta la frustración, impotencia y, en ocasiones, la venganza.
Comienza el proceso de asumir lo que ha ocurrido. Ya no hay vuelta de hoja y es preciso entender que hay que cortar por lo sano y centrarse en el presente.
Se manifiestan emociones como la pena, la tristeza o la nostalgia como consecuencia de la negociación. No hay que confundir esta fase con una patología.
Momento de asumir con cierta naturalidad lo sucedido y aceptarlo a nivel emocional y racional. El tiempo todo – o casi – lo cura.
Aunque las fases del duelo acostumbran a presentarse en ese orden, puede suceder que varíen en función de cada persona y situación. A veces no se dan algunas de esas etapas si bien el objetivo último es la aceptación.
Es importante comprender que se trata de un proceso habitual en nuestra vida y que lo más importante es comprenderlo y asimilarlo, aunque nos lleve un tiempo, para seguir disfrutando y viviendo.
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