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Cuántas veces hemos oído frases como: No puedo vivir sin ti, sin ti no soy nadie, si me dejas me muero. Observamos en nuestro entorno o en nosotros mismos/as personas con miedo a estar solas, que enlazan siempre una relación con otra sin llegar a estar sin pareja, que buscan desesperadamente estar en pareja para sentirse completas, como en la metáfora de “buscar tu media naranja”, en la que creemos poder completarnos a nosotros mismos con otra persona que también busca completarse poniendo en el otro lo que debe venir de nosotros mismos “siendo una naranja entera”.
Y sobre todo esas experiencias que tan de cerca hemos vivido cuando no se puede dejar una relación o a una pareja, aunque se sepa que no se es feliz o que no nos aporta lo que realmente esperaríamos de una relación sana y recíproca.
La dependencia emocional es una dificultad presente en muchas personas, por la que se busca que, por medio de relaciones íntimas, de pareja o de amistad, otras personas cubran las necesidades de las que uno carece, y que para tener una actitud sana se deben cubrir por uno mismo, por lo que se crean relaciones de sufrimiento y ansiedad en las que se siente que se necesita al otro y aparece la dependencia.
Esta actitud se basa normalmente en una baja autoestima y unas necesidades de cuidado, protección, valoración y autonomía no cubiertas en la infancia y no aprendidas adecuadamente durante el crecimiento y desarrollo de la persona.
Cuando en una relación de pareja existe dependencia emocional es común encontrar que ambas personas vulneran límites de uno mismo y del otro, no respetando aquello que debe estar presente en toda relación sana: Aceptación, Amor, Respeto y Confianza.
Las dificultades que originan la dependencia emocional vienen de los aprendizajes que hacemos en nuestro entorno desde que nacemos y según nos vamos desarrollando como personas. Por ello me parece muy útil la teoría de Los Apegos de Bowlby y Ainsworth, en la que explican, que según la forma en las que nos aportan las necesidades básicas, de cuidado, protección, seguridad, estima y aceptación, nuestras figuras de cuidado principales (padres, madres, familia adoptiva, familiares cuidadores y tutores) en nuestra primera infancia y niñez, así aprenderemos a relacionarnos con otras personas y se ve reflejado también en la vida adulta en diferentes relaciones personales y búsqueda de pareja.
Otro factor muy importante a tener en cuenta en las relaciones de Dependencia Emocional son los Roles que adopta cada uno de los miembros de la relación, ya que ambos están metidos en esa relación de dependencia y de necesitar al otro para creer que completan sus necesidades, pero siempre se da de una forma complementaria, para poder incluir todos los tipos de relaciones de codependencia lo he llamado rol de fuerte y rol de débil, éstos son algunos ejemplos de estos roles complementarios en las relaciones personales o de pareja:
FUERTE | DÉBIL |
Protector | Protegido |
Rol de Padre/Madre | Rol de Hijo/Hija |
Maltratador | Víctima |
Dominante | Sumiso |
En éste apartado se diferencia entre superación y prevención porque el objetivo final es que la persona reconozca sus carencias emocionales y se reconstruya para poder cubrirlas por sí misma, y así a nivel terapéutico, lo que se suele encontrar es personas inmersas en relaciones de dependencia o que acaban de salir de ellas y que arrastran un gran sufrimiento, por lo que primero deben desconectar de esos comportamientos dañinos que ejercen en esas relaciones vividas y mientras se van fortaleciendo aprender a tener relaciones más sanas para que éste hecho no se repita.
Existen varias estrategias o acciones que se pueden trabajar encaminadas en la dirección del fortalecimiento personal y la autonomía emocional:
“Si yo no me quiero bien, no pediré que me quieran como me merezco o permitiré que me traten mal”
Ganar autonomía personal y emocional, sabiendo estar solo/a, queriéndose a uno mismo y cubriendo nuestras propias necesidades.
“Ser una naranja entera, que si le aporta algo bueno puede estar con otra naranja o limón o pomelo enteros”
Las personas en relaciones dependientes se aíslan socialmente y tienen necesidad continua del otro, esperando que el otro también les necesite. En cambio, en las relaciones sanas y equilibradas, cada una de las personas tiene espacios independientes y espacios de pareja y está con el otro porque quiere y no porque lo necesita.
“Cuando te quieres a ti mismo/a, estás bien solo/ y, si aparece alguien en tu vida, sólo lo/a aceptarás si suma algo a tu vida, no si resta”.
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