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Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer cambia de forma rápida y profunda. Aumenta el peso, se modifica la postura, cambian los niveles hormonales y muchas veces aparecen molestias que pueden afectar al día a día. Frente a esto, la fisioterapia especializada en embarazo se presenta como una aliada fundamental para mejorar la calidad de vida de la futura madre.
Cada etapa de la gestación presenta sus propios desafíos físicos, y contar con la ayuda de un profesional formado en fisioterapia obstétrica permite prevenir, aliviar y tratar muchas de las molestias comunes, adaptándose siempre al momento y las necesidades de cada mujer.
No hace falta tener una dolencia grave para beneficiarse de la fisioterapia en el embarazo. Muchas mujeres acuden simplemente para sentirse mejor, descargar tensiones, preparar el cuerpo para el parto o resolver dudas sobre su evolución física.
Algunas de las razones más frecuentes por las que se recomienda acudir a fisioterapia durante el embarazo son:
La intervención del fisioterapeuta no solo busca aliviar síntomas, sino también prevenir problemas que pueden aparecer si no se realiza una buena higiene postural o si el cuerpo no está bien preparado para los cambios.
La fisioterapia obstétrica combina diversas técnicas, siempre adaptadas al estado de la gestante y con un enfoque respetuoso y seguro. Entre las más habituales se encuentran:
Se utiliza para liberar tensiones musculares, mejorar la movilidad de la pelvis, relajar la zona lumbar y devolver elasticidad a los tejidos. Todo ello con maniobras suaves y controladas.
Muy útiles para aliviar la sobrecarga en la espalda o las piernas, reducir la hinchazón y mejorar la sensación general de ligereza.
Se trabajan especialmente los músculos posturales, abdominales profundos, glúteos y suelo pélvico. También se enseñan ejercicios para casa que ayudan a mantener la movilidad y el tono muscular sin riesgo.
Importantes tanto para aliviar molestias como para preparar la respiración de cara al parto. Saber respirar bien ayuda a manejar el dolor, controlar la ansiedad y favorecer la oxigenación del bebé.
Uno de los grandes pilares de la fisioterapia en el embarazo. Se evalúa y entrena esta zona para que llegue fuerte pero flexible al momento del parto, evitando desgarros, prolapsos o pérdidas de orina tras el nacimiento.
La fisioterapia puede acompañarte desde el primer trimestre, siempre que no haya contraindicaciones médicas. A lo largo de los nueve meses, las sesiones se irán adaptando:
Lo ideal es que las sesiones se adapten de forma individual a cómo te encuentres, cómo evoluciona tu embarazo y qué necesitas en cada fase.
La fisioterapia también juega un papel fundamental en el posparto. Tras dar a luz, el cuerpo necesita recuperarse, recolocar estructuras y, sobre todo, cuidar zonas como el abdomen o el suelo pélvico.
Una valoración fisioterapéutica tras el parto permite detectar posibles alteraciones (diástasis abdominal, debilidad del suelo pélvico, cicatrices mal curadas…) y trabajar sobre ellas cuanto antes, evitando problemas futuros.
Los resultados de la fisioterapia durante el embarazo no se limitan al alivio de molestias puntuales. Muchas mujeres que acuden de forma regular destacan beneficios como:
Y, sobre todo, una sensación de acompañamiento profesional en una etapa vital tan especial.
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