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La trampa del perfeccionismo: todo lo que debes saber

Aluminios SANFER Publicado: 7 de septiembre de 2022

El perfeccionismo es una búsqueda de la perfección en todas o muchas de las cosas que llevamos a cabo en la vida, por el que, si no conseguimos llegar a un nivel de excelencia, nos frustramos y afecta a nuestra autovaloración como a nuestra autoestima. El gran problema es que la perfección no existe, por lo que siempre acabará llevando a una gran ansiedad y sufrimiento.

Muchas personas muestran o se definen con este rasgo de carácter y en muchas ocasiones lo ven como algo positivo, valorable e incluso que tratan de inculcar a otros, pero detrás del perfeccionismo suele haber ansiedad por llegar a objetivos inalcanzables con mucha autoexigencia que implica una dura crítica y poca valoración hacia uno/a mismo/a.

La realidad es que alcanzar la perfección es imposible, pues el ser humano en sí es imperfecto y toda persona tendrá unas habilidades más desarrolladas que otras de forma más innata o aprendida, lo cual es natural y no supone que una persona sea mejor que otra. Una buena autovaloración y autoestima aparece cuando reconocemos nuestros valores y habilidades y aceptamos nuestros defectos y dificultades, sin sufrimiento ni culpabilidad por ellos.

¿De dónde viene el perfeccionismo?

La actitud perfeccionista o la excesiva autoexigencia no son algo con lo que se nazca, sino que se aprende durante la infancia y el desarrollo de la personalidad. Normalmente ocurre por imitación de uno de los padres, tutores o cuidadores que es también perfeccionista, o por una educación muy normativa y estricta, donde se valoran los grandes méritos y se critican la falta de esfuerzo intenso y la no consecución de logros

Consecuencias del perfeccionismo

La ansiedad está muy presente en personas con alta autoexigencia, ya que la ansiedad implica mirar hacia el futuro y estas personas trabajan constantemente y se esfuerzan en que todo lo que va a venir salga lo más cercano a sus estándares de perfección, por lo que se encuentran en un constante y agotador esfuerzo por llegar a la imposible perfección.

Otro rasgo muy característico es la necesidad de conseguir logros para alimentar una autoestima que de no conseguirlo se puede derrumbar, por lo que la autovaloración es frágil y muy dependiente de que se consigan los objetivos propuestos, esto también crea una gran ansiedad.

Estrategias para reducir la autoexigencia

  • Reconocer qué es y de dónde viene mi perfeccionismo. Aunque parezca simple, un importante paso es reconocer que tenemos una dificultad y que nuestra creencia o forma de actuar puede no ser beneficiosa para nuestra salud emocional. Una vez que nos demos cuenta podemos empezar a dar pasos para cambiarlo. Estos comportamientos son normalmente aprendidos en la niñez como mecanismos de adaptación al entorno familiar y social, pero en la vida adulta ya no son útiles y podemos hacernos responsables de nuestro propio bienestar.
  • Recibir la autoestima de forma autónoma, es decir, sin necesitar valoración externa. Cuando nos valoramos por lo que somos independientemente de lo que ocurra nuestra autoestima es más auténtica y estable. Acepta tus dificultades y aprende a valorar tus virtudes, puedes hacer una lista de ellas cuanto más larga mejor para ayudarte y repetirte lo mucho que vales.
  • Trabajar la ansiedad. La ansiedad va ligada al perfeccionismo, y se puede reducir al disminuir el mismo, pero mientras tanto, siempre es muy útil hacer ejercicio físico al aire libre, socializar, cuidarse y hacer cosas que me resulten placenteras.
  • Centrarse en el presente. Ya que la ansiedad está centrada en mirar al futuro y preocuparse porque todo salga bien, si nos centramos en el presente y vivimos el momento sin planificar en exceso viviremos más felices.
  • Aceptar las cosas que no se nos dan tan bien, como hemos comentado, buscar la perfección solo trae sufrimiento y ansiedad por la imposibilidad de alcanzarla.
  • Ponerse a prueba con pequeños fallos y ver que no pasa nada. Es un divertido ejercicio para las personas que creen que tienen que tener todo controlado, se trata de dejar de controlar algo, fallar levemente en cosas que no sean imprescindibles para ver que no pasa nada y no todo tiene que salir perfecto.

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