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Elegir el tipo de uñas artificiales adecuado no depende solo del gusto estético o de la forma que esté de moda. La clave está en conocer cómo es tu uña natural y qué necesita. No todas las uñas responden igual a los mismos materiales, y escoger mal puede provocar roturas frecuentes, levantamientos o un resultado poco duradero.
Gel, acrigel y polygel son tres de las opciones más habituales hoy en día. Todas ofrecen buenos resultados, pero cada una tiene características concretas que se adaptan mejor a ciertos tipos de uña. Entender esas diferencias ayuda a tomar una decisión más acertada y a cuidar mejor la uña natural.
Antes de pensar en el material, conviene observar la uña natural. Hay uñas finas y flexibles, uñas gruesas y duras, uñas quebradizas, planas, con estrías o con tendencia a despegarse. Cada una reacciona de forma distinta a los productos y a la estructura que se les aplica.
Cuando el material no se adapta a la uña, el resultado suele durar menos y el mantenimiento se vuelve más frecuente. Elegir bien no solo mejora la estética, también protege la salud de la uña.
Las uñas de gel son una de las opciones más populares por su acabado fino y natural. El gel es un material flexible que se adapta bien al movimiento de la uña natural.
El gel funciona especialmente bien en uñas normales o ligeramente flexibles que no se rompen con facilidad. También es una buena opción si buscas un resultado discreto, elegante y ligero.
En uñas muy finas o muy débiles puede quedarse corto a nivel de resistencia, sobre todo si se lleva la uña larga. En estos casos, los golpes o la presión diaria pueden provocar roturas.
Aporta brillo natural, ligereza y una sensación muy cómoda. Además, es ideal para quienes priorizan la estética natural frente a la estructura muy marcada.
El acrigel combina propiedades del acrílico y del gel. Ofrece más resistencia que el gel tradicional, pero sin llegar a la rigidez del acrílico clásico.
Es una opción muy adecuada para uñas frágiles, quebradizas o con tendencia a partirse. También funciona bien en uñas planas que necesitan un poco más de estructura para mantener la forma.
El acrigel permite construir uñas más resistentes sin que se vean excesivamente gruesas. Por eso es una elección frecuente cuando se busca durabilidad sin renunciar a un acabado cuidado.

Su textura permite un mayor control durante la aplicación, lo que ayuda a reforzar zonas concretas de la uña sin sobrecargarla. Esto se traduce en una mayor estabilidad y menos levantamientos.
El polygel es un material más denso y consistente, diseñado para ofrecer máxima resistencia con un peso ligero. Es muy utilizado en construcciones más largas o en uñas que necesitan una estructura firme.
El polygel es ideal para uñas muy débiles, mordidas o con problemas recurrentes de rotura. También es una excelente opción si se busca una longitud mayor o una forma muy definida.
Al ser un material más estable, mantiene mejor la arquitectura de la uña y soporta bien el uso diario. Eso sí, requiere una buena técnica para que el resultado no se vea demasiado grueso.
Aporta gran durabilidad, permite correcciones estructurales y ofrece una sensación sólida sin resultar pesada. Bien trabajado, el acabado puede ser muy natural.
Cuando el material no se adapta a la uña natural, suelen aparecer problemas como levantamientos, roturas frecuentes o desgaste excesivo. Esto no siempre es culpa del producto, sino de una elección poco adecuada.
Por ejemplo, una uña muy fina con gel puede romperse con facilidad, mientras que una uña flexible con un material demasiado rígido puede despegarse antes de tiempo.
No solo la uña natural importa. La longitud deseada y el tipo de vida que se lleva también condicionan la elección. Uñas largas requieren más estructura, mientras que uñas cortas pueden funcionar perfectamente con materiales más ligeros.
Las manos que están en contacto constante con agua, productos o golpes suelen necesitar materiales más resistentes para mantener el resultado.
Independientemente del tipo elegido, el mantenimiento es clave. Respetar los rellenos, hidratar cutículas y no forzar las uñas ayuda a prolongar la duración y a mantener la uña natural sana.
Cada material tiene sus tiempos y sus cuidados, y seguirlos evita daños innecesarios.
Gel, acrigel y polygel no compiten entre sí. Cada uno cumple una función distinta según la uña natural, el estilo y las necesidades de cada persona.
Elegir bien es una forma de cuidar tus uñas a largo plazo. Cuando el material se adapta a la uña, el resultado no solo se ve mejor, también se siente más cómodo y dura más.
Entender tu uña natural es el primer paso para lucir unas uñas bonitas, resistentes y saludables sin comprometer su bienestar.
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