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La enfermedad imaginaria: la hipocondría

Lizana Abogados International Lawyer Actualizado: 2 de febrero de 2022 Publicado: 17 de septiembre de 2021

La hipocondría es una enfermedad imaginaria, la cual representa un trastorno psíquico, con una sintomatología creada por una obsesión de padecer alguna grave enfermedad. 

Muchas personas, ante la aparición de un determinado síntoma, reflejan preocupación y deciden acudir al médico, para que este emita un diagnóstico de su dolencia. Esto se considera un procedimiento normal. 

Sin embargo, cuando una persona persiste en afirmar que tiene síntomas permanentes relacionándolos con alguna grave enfermedad, a pesar de que los diagnósticos médicos reflejan lo contrario, y además asegura que no se encuentra bien, que sus dolencias se agudizan, se pudiera tratar de un caso de hipocondría. 

La enfermedad hipocondriaca se vincula con trastornos psiquiátricos, la persona no inventa los síntomas, llega a sentirlos, los exagera y no tiene la posibilidad de controlarlos. Es una afección que afecta tanto a mujeres como a hombres. 

Síntomas de la hipocondría

La hipocondría causa estragos en la persona que la padece, los síntomas que la identifica son: 

  • Las personas hipocondriacas poseen una preocupación permanente por su estado de salud, llegando a dramatizar la condición de su estado físico. Demuestran pánico o terror, porque siempre manejan la creencia de que tienen o tendrán enfermedades graves. 
  • Por su estado mental, no logran controlar la ansiedad, siempre están a la expectativa con la función de su cuerpo y pendientes de los síntomas que se puedan presentar. 
  • Ante la aparición de algún síntoma, se genera en ellas una preocupación obsesiva. Para un hipocondriaco cualquier inflamación corporal, cualquier tipo de palpitación, una cefalea leve, un dolor articular o muscular, el cansancio, la tos o una lesión cutánea, es motivo de alerta y de miedo. 
  • Los hipocondríacos son muy certeros al describir los síntomas que padecen, ofreciendo detalles irrelevantes, pero que para ellos tienen una gran importancia. 
  • Los pacientes hipocondriacos son asiduos visitantes de los médicos, de cualquier especialidad. Siempre exigen ser sometidos a exámenes, análisis y pruebas. Los médicos aceptan su propuesta para lograr tranquilizarlos, pero su estado anímico siempre está bajo tensión, esto les hace perder el control en poco tiempo. 
  • La hipocondría es una enfermedad que sugestiona negativamente al paciente. El hipocondriaco no puede oír hablar de cualquier enfermedad, porque inmediatamente la somatiza y siente todos los síntomas.

¿Qué origina la hipocondría? 

La hipocondría no se diagnostica porque el paciente manifieste preocupación ante el padecimiento de una enfermedad. Para hacerlo, se requieren algunos criterios que deben presentarse, tales como: 

  • Ansiedad o preocupación: el hipocondriaco refleja miedo de contraer o adquirir enfermedades graves, relacionando sus presuntos síntomas con cualquiera de ellas. 
  • Insistencia: a pesar del asesoramiento médico, el hipocondriaco no desiste de su preocupación. 
  • Esta enfermedad no presenta ningún tipo de alucinación, ya que solo se basa en la creencia o preocupación por su estado físico. 
  • La ansiedad persistente origina estrés, perturbando las relaciones sociales y laborales. 
  • La sintomatología puede llegar a durar seis meses o más. 

¿Cómo reconocer a un hipocondriaco? 

El reconocimiento de un hipocondriaco debe hacerlo preferiblemente un especialista en psiquiatría, ya que este es la persona indicada para emitir un diagnostico al respecto, basándose en toda la sintomatología que presenta el paciente. 

Corroborando que el hipocondriaco somatiza cualquier enfermedad, llegando a presentar sus síntomas, comportándose como un enfermo grave, sin considerar cualquier tratamiento al que sea sometido y, sobre todo, si sus dolencias persisten mucho más de seis meses. 

¿Cuál es el tratamiento? 

La hipocondría esta considerada como un trastorno crónico que necesita un enfoque multidisciplinario en cuanto a tratamiento se refiere. Estas personas, ante su ansiedad y escasa autoestima, además de su decadente estado anímico, son muy difíciles de medicar. 

En principio, el psiquiatra debe estabilizarlos, utilizando fármacos ansiolíticos y antidepresivos, pero, sobre todo, el tratamiento más intenso debe basarse en la “psicoterapia cognitiva conductual”, que debe ser aplicada por un terapeuta profesional, a través del uso de diversas técnicas, la cual ayuda al paciente a enfrentar sus miedos y el temor por la enfermedad. 

Su entorno social influye mucho para lograr su control, ya que el tratamiento consiste también en evitar que la persona acuda insistentemente a consultas médicas, esto se logra prestándole mayor atención, evitando que su conversación ronde siempre sobre su salud y enfermedad. Además, se debe procurar que controle sus obsesiones aplicándole la medicación prescrita. 

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