Ester Mocholí Fernández, de Enter Abogados: «Si potenciamos la resolución de conflictos con métodos alternativos, no judiciales, habremos ayudado a que nuestra sociedad sea más tolerante»

Hemos entrevistado a Ester Mocholí, socia fundadora de Enter Abogados y doctora en Derecho Inmobiliario, para que comparta con nosotros su larga trayectoria y experiencia en el bufete. Enter Abogados es un despacho especializado en derecho civil, de modo que sus servicios cubren todas las ramas derivadas de este.

¿Cuáles son los valores que promueves en tu despacho?

La confianza y la responsabilidad. Confianza implica ser cercano a nuestros clientes, escucharlos, empatizar con ellos, para representarles en los asuntos que nos encomienden, como ellos merecen. Y la responsabilidad, pues ahí está nuestro buen hacer, es la que te lleva a hacer el trabajo con excelencia, a dar lo mejor de ti, a atender cada caso como único, a no descuidar los detalles, a ser sincero con nuestros clientes, a dejarnos la piel por ellos.

¿Cuál es la metodología de trabajo que aplicas en Enter Abogados?

Organizativa, la clave para trabajar bien en equipo es una buena organización. Organización en la distribución del trabajo y del tiempo. La organización tiene en cuenta la especialización, cada abogado tiene sus fortalezas y debemos potenciarlas, como responsable del despacho repartimos los asuntos según materias, aun cuando todos los asuntos son de nuestra área de conocimiento, es decir el civil.

¿Cuándo y por qué empezaste el proyecto Enter Abogados?

La firma nace oficialmente hace 15 años, pero la identidad de marca viene desde el 2004. Siempre fue mi objetivo crear una firma legal especializada, un despacho boutique, donde las diferentes ramas del derecho civil se conozcan a fondo. Empezamos con el derecho inmobiliario, mi raíz, pero se fueron sumando el resto de áreas. Mis primeros clientes fueron una promotora y una ingeniería, y no lo hemos debido hacer mal, pues aún están con nosotros.

¿Cuál es tu especialidad en Enter Abogados?

Hoy somos especialistas en todas las ramas del derecho civil, es decir, contratación, inmobiliario, registral, familia, sucesiones, responsabilidad civil, derecho del consumo, protección de datos, propiedad intelectual… 

¿Tienes alguna frase, dicho o refrán que te represente (a ti, a tu empresa o a tu trabajo)?

¡Cuidemos a nuestros clientes!, son el centro de nuestro despacho.

Un sueño (¡o más de uno!) que te queda por cumplir.

¡Muchos! Pero si te digo uno, me encantaría abrir un despacho en otras ciudades.

¿Cuál crees que es el papel fundamental de los abogados en la sociedad?

Creo que tenemos un papel fundamental, la litigiosidad está en gran medida en nuestras manos, por lo que, si potenciamos la resolución de conflictos con métodos alternativos, no judiciales, habremos ayudado a que nuestra sociedad sea más tolerante. Pero no sólo eso, nuestros clientes también pueden advertir en nosotros un modelo de actuación ético, y esto genera una expansión hacia la sociedad.

¿Qué es lo que más te gusta del sistema judicial en España?

Me gusta nuestra regulación procesal, es decir, el derecho a ser oído, a una defensa, a acudir a la justicia, a un juicio con garantías, en fin, no nos damos cuenta, pero es un gran avance lo que tenemos en un estado de derecho.

¿Qué es lo que caracteriza a los servicios que ofreces en tu despacho?

Servicios especializados en derecho civil, donde siempre de manera artesanal, se lleva cada asunto.

Háblame de algún caso complejo al que te hayas enfrentado. Cuéntame qué lo hacía tan complejo y cómo lo abordaste.

Casos complejos he tenido muchos, 20 años de ejercicio dan para mucho, algunos especialmente difíciles por la complejidad de la prueba. Pero hay uno que me marcó especialmente, se trataba de la pérdida de unos equipos de geotecnia, que se mandan por transporte aéreo internacional. Como sabes hay una normativa específica que, en el caso de pérdida, cuantifica la indemnización a percibir,  en función del peso de los objetos perdidos. En este caso, los equipos eran muy valiosos, superaban los treinta mil euros cada uno, y creo recordar que la indemnización que salía como límite rondaba los cien euros. 

Cuando tienes la legislación en contra, pero estamos ante un hecho claramente injusto, tienes que analizar todo desde muchos ángulos, ser audaz, y aquí también encontramos lo más bonito de nuestra profesión, plantear la estrategia para hacer prevalecer ante el juez, el derecho de nuestro cliente. Y en este caso, conseguimos demostrar que cuando se hace la petición del servicio de transporte, mi cliente detalló qué objetos iban a ser transportados, por lo que aun cuando no se aseguraron los equipos, el transportista era conocedor de que no eran productos normales, eran bienes de especial valor, y no podría aplicarse el límite indemnizatorio. Fue un caso discutido y que llegó a todas las instancias, pero lo ganamos.