Silvia Ascasíbar, de Dentalpraxis: «La relación entre paciente y profesional debe ser siempre de confianza y respeto»

En esta entrevista tenemos el gusto de hablar con Silvia Ascasíbar, una profesional de la odontología que lleva más de 20 años dedicándose exclusivamente a la ortodoncia, ha desempeñado un papel fundamental en la promoción de sonrisas hermosas y saludables.

Silvia nos compartirá su experiencia y conocimiento en una gran variedad de temas relevantes para la odontología.

Entrevista a Silvia Ascasíbar: ¿Cuáles son los principios más importantes en tu profesión?

En mi profesión y en cualquier cosa, yo intento no hacer aquello que no me gustaría que me hicieran, es decir, no engañar a la gente y no “sobre tratar”, no hacer cosas que no son necesarias.

¿Cuál es la metodología de trabajo que pones en práctica desde que entra un cliente por la puerta?

El paciente que entra por primera vez rellena un cuestionario y una serie de datos en una Tablet y una vez pasa al gabinete se le explora y se hace un escáner intraoral para que tanto el paciente como los padres, en caso de pacientes infantiles, vean bien grande en la pantalla su boca y entiendan el por qué de la necesidad o no de tratamiento.

¿Cuántos años de experiencia tienes en el sector?

Terminé la carrera en 1997 y después hice 3 años de máster universitario dedicados únicamente a ortodoncia así que, desde 1998 me dedico en exclusiva a la ortodoncia.

¿En qué estás especializado? Es decir, cuando os entra un cliente por la puerta, ¿qué servicio deseas que os solicite?

Como ya he explicado, yo me dedico a la ortodoncia pero en la clínica atendemos a pacientes con todo tipo de necesidades dentales. Lo que no cubro yo, lo cubre mi socia u otros profesionales, pero lo que deseamos es poder solucionar al paciente su problema sea de la “especialidad” que sea.

¿Tienes alguna frase, dicho o refrán que te represente (a ti, a tu empresa o a tu trabajo)?

¡Uf, muchas! La que ya hemos dicho: no hacer lo que no te gustaría que te hicieran. Y también: de menos a más, hablando se entiende la gente, más vale una vez rojo que ciento amarillo…

Un sueño (¡o más de uno!) que te queda por cumplir

En lo personal viajar a Australia, comprarme una casa en algún lugar cerca del mar y 1000 sueños más. En lo profesional formar un equipo humano cohesionado y comprometido, que no es nada fácil en los tiempos que corren…

En su experiencia, ¿cómo ha cambiado la relación entre los dentistas y los pacientes con el enfoque en tratamientos más avanzados y personalizados?

La relación no debería haber cambiado. Tratamos con personas, en muchas ocasiones con dolor, y la relación entre paciente y profesional debe ser siempre de confianza y respeto con independencia de si el tratamiento es avanzado o con tecnología más sofisticada que hace décadas.

¿Qué beneficios específicos aportan los escaneos digitales, la planificación virtual y otros avances tecnológicos a los tratamientos dentales?

Mayor precisión y menos incomodidades para el paciente.

La honestidad es un valor fundamental en cualquier profesión. ¿Podrían hablar sobre la importancia de ser honestos con los pacientes en cuanto a diagnósticos, tratamientos y costos?

Es triste que haya que hablar de esto, pero bueno, sale en esta entrevista por tercera vez que lo que domina nuestra forma de trabajar es una máxima tan simple como esa: no hacer lo que no quieras que te hagan a ti. Ante un caso complicado con varias opciones de tratamiento yo me pregunto: ¿qué te harías tú?, ¿qué le harías a tu hijo? Y eso es lo que me ayuda a tomar a decisiones.

¿Podrían hablar sobre su enfoque en el cuidado preventivo y la importancia de mantener la salud bucal a largo plazo?

Lo de la prevención es una cuestión muy interesante y que poca gente pone en práctica en este país. El dentista tiene fama de ser un servicio costoso y yo siempre digo que no, que lo que sale caro es el descuido. Nacemos con los dientes sanos y para mantenerlos así solo se necesita pasta de dientes, seda dental y unos hábitos alimentarios adecuados. Nada caro ni sofisticado, vaya.

Una visita de revisión anual o semestral al dentista es un coste ridículo comparado por ejemplo con los teléfonos móviles que usamos hoy día y que cambiamos cada 2 o 3 años, cuando no antes… Y hay miles de ejemplos de ese tipo. Todos conocemos gente que paga una suscripción carísima a un gimnasio al que luego no va, o entendemos la necesidad de hacer revisiones a nuestros coches cuando los usamos infinitamente menos que nuestras bocas, una “máquina” mucho más perfecta y evolucionada que el coche pero a la que ninguneamos sin piedad y eso por no hablar de Netflix, HBO, Disney y todo eso que pagamos mensualmente sin rechistar…

Si se cumplen las pautas de higiene, cepillado y alimentación más los chequeos, la mayoría de problemas dentarios no existirían. El archifamoso implante no es ni más ni menos que el fracaso de todo lo demás. Y antes de llegar a necesitar un implante, se pueden hacer otras cosas. Estoy hablando en general, claro. Siempre hay excepciones como por ejemplo una fractura de un molar, problema que hemos visto con bastante más frecuencia en los años pandémicos debido a la tensión y la incertidumbre que hemos vivido. Eso ha hecho que muchas personas apretaran los dientes en mayor medida que antes y fracturaran o desgastaran dientes de forma patológica.

¿Cómo creen que la tecnología seguirá influyendo en el campo de la odontología en los próximos años?

La tecnología avanza tan rápido que es difícil predecir lo que sucederá en este campo con la inteligencia artificial y su avance pero en definitiva, las manos, el conocimiento y la experiencia no podrán nunca ser sustituidos por robots así que seguiremos apostando por nuestra formación continuada para estar al día y seguiremos invirtiendo en tener actualizados los medios técnicos pero manejado todo por nuestras manos usando nuestros criterios médicos y humanos.