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Tipos de violencia y maltrato: como reconocerlo para poder actuar

Cristina Sanchez Psicologia Actualizado: 16 de febrero de 2022 Publicado: 15 de diciembre de 2020

Cuántas veces hemos oído o incluso pronunciado frases como: “Hará muchas cosas, pero nunca me ha puesto la mano encima”; es frecuente creer que la violencia y el maltrato en la familia y en la pareja se reducen a las agresiones físicas, y aunque, generalmente se habla también del concepto de maltrato psicológico, muchas veces se pasan por alto acciones dirigidas a ejercer poder, manipulación y control sobre el otro, que también implican violencia.

¿Cómo definimos la violencia y el maltrato? 

La Violencia se trata de aquella situación en la que una persona hace uso de la fuerza física, verbal o de su posición de poder para someter a otro/a imponiendo su voluntad. Se origina en desigualdades por razones de sexo, edad, etnia, fuerza física, posición social, de poder o económica, u otro origen de la desigualdad. La violencia se da cuando la persona con más poder recurre a gestos, palabras, miradas o acciones que provocan miedo, sentimientos de humillación, aislamiento o impotencia, para conseguir lo que quiere.

El Maltrato es la forma de interacción que, muestra un desequilibrio de poder, en el que una persona realiza conductas, por acción (agresiones físicas, psíquicas o sexuales) u omisión (negligencia o abandono), que ocasionan daño físico y /o psicológico a otro miembro de la relación.

Existen varios tipos de violencia dentro de la Familia o la Pareja:

  • Violencia Doméstica: Hace referencia a todas las formas de maltrato que tienen lugar en las relaciones entre los miembros de una familia.
  • Violencia Parento-Filial y Filio-Parental: De padres/madres a hijos/as o de hijos/as a padres/madres, también se pueden dar los dos casos al mismo tiempo.
  • Violencia en la Pareja: Uno de los miembros agresor y otra víctima o ambos ejercen violencia mutuamente.
  • Violencia de Género o Violencia Machista: Se define como todos los actos que discriminan, ignoran, someten y subordinan a las mujeres en los diferentes aspectos de su existencia. Es todo ataque material y simbólico que afecta a su libertad, dignidad, seguridad, intimidad e integridad moral y/o física. Para que la conducta violenta de género sea posible, tiene que existir un desequilibrio de poder, que suele venir definido por el contexto, en el cual los roles personales suelen ser rígidamente complementarios. Se da en todos los contextos socioeconómicos. 

 En estos casos, la persona que tiene la conducta violenta, lo hace como modo de resolver los conflictos con las otras personas, haciendo uso de factores como la fuerza o el miedo contra el otro.

Formas de ejercer la violencia en la pareja, ¿sabemos reconocerla siempre?

  • Física: Agresión física directa, por el uso de la fuerza o golpeando o hiriendo con objetos a modo de arma.
  • Psicológica: Agresiones verbales directas o sutiles, como acciones de menosprecio, críticas a los gustos, imagen, decisiones, acciones… de la otra persona. Manipulaciones para conseguir que se actúe como el agresor desea. Una forma común es el denominado Gaslighting en el que el agresor hace dudar a la víctima sobre su criterio, recuerdos o percepciones, negando o rechazando las acciones desagradables que la otra persona recuerda o expresa.
  • Abuso de poder: Usar cualquier situación de superioridad contra la otra persona, para hacerle daño o manipularla.
  • Control sobre el entorno y las relaciones personales: Es muy común que el maltratador trate de aislar a la víctima de su entorno social, familiar, incluso laboral, para poder ejercer mayor control y hacerse necesario en todos los contextos de la vida del otro. 
  • Control por celos: Molestarse cuando se sale con amigos sin la pareja, control y cuestionamiento constante, llamadas y mensajes juzgando y mostrando dolor o enfado por las relaciones sociales del otro, control de teléfono móvil, email, redes sociales, vigilancia, enfado o muestras de dolor o decepción porque la pareja tenga contacto con ciertas personas…
  • Sexual: Obligación a mantener relaciones sexuales o prácticas no deseadas por el otro.
  • Deprivación de bienes, derechos y toma de decisiones: Control económico o de manejo de bienes, o decisiones, hacer que se pida permiso para disponer o gestionar algo, pedir explicaciones constantes del uso de los bienes personales o de la pareja o de las decisiones que la otra persona quiera tomar.
  • Amenazas y miedo: Ejercer control o retener en la pareja a la otra persona por medio de amenazas contra bienes, personas queridas por el otro o de agresiones a la integridad de la persona.

Estas acciones pueden pasar desapercibidas frecuentemente, o considerarse normales o esperables en la relación, también se pueden tratar de explicar o excusar por diferentes factores, como: que esa es la forma de expresar amor, o que ha sido la víctima la que lo ha provocado por sus errores, o que ha sido un hecho aislado o casual… El problema es que, si se permite, se vulneran los derechos y las libertades del otro perdiendo el respeto imprescindible en la pareja y se va manteniendo una relación cada vez más dañina.

El ciclo del maltrato y la dependencia

Una característica común cuando se ejerce algún tipo de maltrato o violencia sobre todo en la pareja, es aumentar la intensidad y frecuencia de las agresiones de forma progresiva, por lo que la persona que lo sufre comienza tolerando lo que parece una pequeña falta y lo va normalizando, de forma que llega un momento en que se normaliza sufrir agresiones graves que nunca se esperaría aguantar, y las personas del entorno no se explican cómo pueden soportarse. Es un fenómeno parecido al de la habituación en las adicciones a drogas o alcohol.

Otro factor que afecta mucho en el mantenimiento de las relaciones de maltrato en la dependencia emocional, por el que la víctima ve cada vez más debilitada su autoestima y el agresor va ganando control, llegando a una situación en que, aunque la víctima es consciente de su sufrimiento no se siente con fuerzas de romper la relación por sentir que no es válido/a sin el otro o por miedo a las consecuencias.

Actuar para poder salir del maltrato

Si bien es cierto que cuando una relación de maltrato está cronificada y ha durado mucho tiempo, lo mejor es buscar apoyos externos, conectar con familiares y amigos, acudir a recursos de ayuda, como el teléfono contra la violencia de género 016, recurrir a diferentes opciones de ayuda terapéutica, siendo necesario reestructurar la situación vital y salir de esa relación tóxica, de desprecio y autoestima dañada. 

También podemos encontrar herramientas de ayuda, tanto al principio de la relación, en la que es muy importante reconocer todos los factores de los que hemos hablado para frenar y detectar las invasiones a la libertad personal a tiempo, además de tratar de mantener un entorno social activo, y si ya nos encontramos aisladas/os socialmente, reconectar sin miedo pues la gente que nos quiere sigue ahí y se preocupa de nuestro bienestar.

Aunque al principio parezca imposible salir, nos sintamos sin fuerzas y creamos que no somos capaces de nada, lo cierto es que las personas que salen de situaciones de maltrato por mucho que les cueste muestran una gran valentía y consiguen recuperar su vida. Es importante dar un pequeño primer paso, reconocer estos signos de los que hemos hablado y pedir ayuda.

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