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En la sociedad en la que vivimos, concretamente en la realidad educativa, está muy presente el problema del acoso escolar.
Si bien es cierto que la institución educativa tiene un papel imprescindible en estas situaciones, también lo tienen los padres. Y es que, por muy relevante que sea el papel de los colegios o institutos, no siempre ponen en práctica todos los mecanismos que tienen preparados en estos casos.
Así que, si tu hijo sufre acoso escolar y quieres saber qué hacer, ¡sigue leyendo! A continuación, te lo contamos.
En primer lugar, hay que tener claro qué es el acoso escolar o bullying. Muchas veces se justifica porque son niños, pero lo cierto es que hay que ponerle freno.
Los criterios que se tienen que cumplir para que se considere acoso escolar son los siguientes:
Algunos ejemplos de las conductas que entran dentro del acoso son:
Si tu hijo sufre bullying, tienes que tener en cuenta una serie de actuaciones, así como medidas más o menos preventivas y aquello que es contraproducente.
Antes de actuar de cualquier forma, tienes que asegurarte de que tu hijo sufre acoso escolar. Recuerda los criterios que sigue el bullying, siendo el factor determinante la duración de la situación.
Es decir, si tu hijo ha tenido una pelea puntual con un compañero suyo no se puede considerar acoso escolar. Si esto se prolonga en el tiempo, habrá que actuar.
Una vez aclarado que tu hijo sufre bullying, tienes que actuar lo más rápido posible y comunicar la situación.
Pero, ¿a quién avisas? Tienes que acudir a la institución educativa y hablar con un tutor, con un profesor, con los individuos que se encuentren en la Dirección… Lo ideal es tratar el tema con quien más confianza haya, tanto por tu parte como por la de tu hijo.
De esta manera, no solo podrás evitar el bullying a tu hijo, sino que también impedirás que el acosador maltrate a más víctimas, si es que las hay, o potenciales víctimas.
Si acudieras a los padres de los niños que están haciendo bullying a tu hijo, es probable que solo te encontraras ante un conflicto mayor. Más que nada, porque ellos defenderían a su hijo y la disputa se volverá más tensa.
Si bien es cierto que el bullying es muy complicado de frenar, más lo es prevenirlo. Pero hay algunas recomendaciones por las que se puede reconocer antes y evitar un daño mayor.
Estas señales pueden ser muchas y de todo tipo. Nos encontramos ante cambios de humor, de comportamientos, incluso síntomas psicosomáticos como dolor de tripa o insomnio.
Pero también pueden ser pistas de acoso que el niño no quiera ir a clase, que su material desaparezca o si su rendimiento escolar disminuye bruscamente.
Lo ideal es que hables con tu hijo para conocer su día a día, qué le preocupa, si tiene algún conflicto en la escuela o un problema con sus compañeros. Siempre hay que transmitir tranquilidad, de lo contrario puede ser contraproducente.
Tu hijo no puede tener miedo a contarte sus problemas por miedo a tu reacción, así que reacciona siempre de forma calmada. También puedes hablar de tus experiencias resolviendo problemas y conflictos, demostrando que todos tenemos dificultades, que estas se pueden resolver y, sobre todo, que no está solo.
Si una persona tiene una autoestima más alta, no será tan fácil de manipular o acosar. De la misma manera pasa con los niños, así que asegúrate de hacerle ver su valor y de hacerle sentir querido.
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