Cuándo conviene pedir ayuda a un psicólogo infantil

¿Qué le pasa a mi hijo? ¿Estaré haciendo algo mal? ¿Por qué no me hace caso? ¿Por qué me habla así? 

Muchas veces nos hacemos estas preguntas.

Cuando un hijo actúa de manera violenta

Los problemas de conducta incluyen la agresividad, las rabietas frecuentes, el negativismo, el desafío a la autoridad, la no aceptación del no…

Todos estos problemas suelen aparecer en edades tempranas y, cuando no se manejan a tiempo, suelen empeorar. 

Cuando pedir ayuda a un psicólogo infantil

En muchos momentos nos preguntamos, ¿será demasiado pronto para intervenir? ¿Cuándo tengo que acudir a un profesional? La experiencia nos demuestra que nunca es demasiado pronto. Cuanto antes, antes mejoran y antes se solucionan y menos se deterioran las relaciones entre los miembros de la familia que es a lo que se suele desembocar.

En los niños el trabajo con los padres es fundamental. Somos nosotros los que más tiempo pasamos con ellos y los que podemos establecer un cambio. Como padres, queremos lo mejor para nuestros hijos: que sean felices, traten bien a los demás, tengan éxito… y lo hacemos lo mejor que podemos. 

Cuando un hijo no está todo el tiempo con sus padres

Nuestra vida, ahora mismo tan desbordante y frenética dificulta que podamos pararnos, reflexionar o dedicar todo el tiempo que querríamos a nuestros hijos, por lo que muchas veces intentamos compensarlo de una manera que, en muchos casos, no les beneficia. 

“Llevo todo el día trabajando, no les he visto en todo el día…. ¿cómo voy a discutir? No puedo estar poniendo normas todo el día…” 

El problema está en que, como padres, nos toca muchas veces discutir, poner normas… aunque no nos apetezca. Pasar tiempo con ellos es fundamental, pero no se trata de cantidad de tiempo, sino de calidad. Además, todo el tiempo que dediquemos en un primer momento a intentar corregir esas conductas, será tiempo que ganemos en el futuro.

Actuar rápido si el problema no mejora

Tampoco hay que esperar a que los problemas nos desborden. Cuanto más leves, más rápido se corrigen. El aprendizaje de las consecuencias de nuestros actos es básico para nuestra supervivencia y nuestra vida. Como padres, somos los responsables de enseñarles esas consecuencias y qué comportamientos son adaptativos y cuáles no.

Enseñar a resolver situaciones complicadas

Muchas veces intentamos reducir sus frustraciones, sus miedos…no enfrentándolos a ellos, lo que supone un error. No sólo porque es algo que no vamos a conseguir, sino porque la vida está llena de situaciones complicadas a las que nos tenemos que enfrentar y si no les damos estrategias para hacerlo, si evitamos que las vivan, no les estamos preparando para el futuro ni para ser adultos seguros y competentes.

Estefanía Beguiristain Carrera

Psicóloga- Especialista en Lenguaje

Nº Col.: M-22657