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Es posible que hayas experienciado una crisis personal alguna vez en tu vida y, si no lo has hecho, seguramente hayas visto a alguien pasar por ello. De forma resumida, se trata de acontecimientos en los que hay cambios sustanciales en nuestra vida.
Es algo natural pasar por una o varias crisis personales a lo largo de nuestra vida pero, ¿por qué? ¿Cómo se superan? Si quieres descubrirlo, ¡sigue leyendo para no perdértelo! A continuación, te lo contamos.
Una crisis personal es una crisis en la que hay mucha carga emocional que imposibilita el enfrentamiento a los problemas. Los hábitos se desestabilizan, las habilidades adaptativas se reducen, la incertidumbre aumenta, la sensación de pérdida de control, así como de impotencia, están presentes constantemente…
En definitiva, la crisis personal hace sentir mal a quien la sufre, pero es cierto que se puede tomar como una oportunidad para aprender, crecer, reflexionar y replantearse los objetivos de la vida.
Estas crisis están marcadas por unos sentimientos muy característicos, que pueden estar presentes a la vez o no:
En el apartado anterior hemos visto lo que tienen las crisis personales en común. Pero hay dos tipos diferentes en función de sus características, las crisis vitales evolutivas y las crisis situacionales.
Estas tienen que ver con las distintas etapas por las que las personas pasamos a lo largo de nuestra vida. Son cambios previsibles por los que todos pasamos, pero aun así nos supone un cambio, un desafío…, y por supuesto una reestructuración de quiénes somos.
Ejemplos de las crisis vitales evolutivas son la crisis de la adolescencia, de la mitad de vida y de la tercera edad.
Cuando los cambios no son previsibles, como en la crisis anterior, hablamos de crisis situacionales. Estas son las que están motivadas por situaciones imprevistas y que suceden de repente. Al ser una situación imprevista, la persona no está preparada, lo que dificulta la situación.
Ejemplos de causas de crisis situacionales son un divorcio, una enfermedad, una muerte, un cambio de domicilio…
Las consecuencias inmediatas de una crisis personal son las emociones que hemos mencionado que forman parte de este proceso: miedo, enfado, impotencia, rechazo y dolor. Pero las consecuencias van más allá.
En primer lugar, hay que destacar que no todas las personas sienten igual o lo mismo, o con la misma intensidad, así que las emociones pueden o no ser compartidas.
Y no solo están las emociones mencionadas, sino que estas pueden llegar a somatizarse, pasando a un nivel físico, lo que aumenta las consecuencias.
Pasar por una crisis personal puede afectar en diversos aspectos de la vida: los estudios, las relaciones, ya sean de amistad, de pareja o familiares, el trabajo, la capacidad económica.
Ante una crisis personal, una persona puede salir fortalecida de la situación, habiendo aprendido mucho sobre sí misma. Esta es una de las estrategias que se pueden seguir para superar la situación, que consiste en aprovecharla como una oportunidad.
Es cierto que no se puede generalizar cuando hablamos de cómo superar crisis personales, ya que cada persona y situación es un mundo. Además, no tiene mucho que ver una crisis situacional con una crisis vital evolutiva.
Por ello, lo mejor es acudir a un profesional que te oriente siguiendo tus necesidades, de forma personalizada. Aun así, hay una serie de recomendaciones que podemos poner en práctica, independientemente de la situación personal:
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