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A veces, no somos plenamente conscientes de las consecuencias que pueden tener nuestras acciones y nuestro comportamiento, no pensamos en cómo le pueden afectar a los demás nuestra forma de actuar.
En ocasiones, hacemos las cosas de una manera impulsiva y luego pedimos perdón. Pero, por ejemplo, ¿qué es mejor, dar un abrazo a una persona sin saber si esa persona lo quiere? o ¿quedarte con las ganas de dar ese abrazo? Ante esta dubitativa, hay dos formas de reaccionar, y todo depende de la personalidad introvertida o la personalidad extrovertida.
Para confundirnos ante una situación, tenemos que tener la potestad de poder elegir, y ser plenamente conocedores de las consecuencias de nuestra elección. El error o el fracaso no es algo negativo para el desarrollo personal, al contrario, nos ayuda a valorar así las cosas que hacemos de manera correcta y a aprender de lo que fallamos.
Teniendo en cuenta que pedir perdón no es tarea fácil, debemos de considerar el desarrollo de las características personales que desde la infancia nos han ido enseñando a gestionar.
Hay personas a las que les cuesta mucho pedir perdón, hecho que ha podido ser porque en su familia es algo que no se realizaba, por lo que no sabe que es algo positivo para el desarrollo social, ni que es una habilidad que ayuda a las relaciones.
Puede ser valorado como un rasgo de debilidad, es decir, pueden tener pensamientos intrusivos como por ejemplo: “Si pido perdón, va a pensar que soy débil, que me tiene ganado, seguro que se ríe de mí y seguro que en un futuro, esto va en mi contra…”; suelen usar justificaciones para sentirse mejor consigo mismos.
Pedir permiso se valora como algo positivo, como un acto de generosidad, de empatía hacia el otro. Esto es porque se emplea, por ejemplo, en actitudes de coartar la libertad de los demás, si se utiliza algo que es de otra persona, si se va a realizar algo que afecta al entorno social.
Debido a esto, se entiende como una actitud que va muy unida a la educación que nos han dado en el ámbito familiar.
Una persona con una personalidad introvertida, se mostrará a nivel social de manera insegura, presentará a su vez una baja autoestima que le hará presentar unos miedos relacionados con las reacciones de los demás.
Estas personas, pedirán más permiso que perdón ya que son necesarias las muestras de aprobación social, tienen miedos irracionales como puede ser miedo al no y muestran una gran incertidumbre a la reacción y el comportamiento social.
Por el contrario, una persona con una personalidad extrovertida, muestra más impulsividad hacia las actitudes con los demás, y en todas las áreas de su vida.
Por lo que suponemos, pedirá más perdón que permiso y realizará las cosas sin valorar las consecuencias que ese acto le pueda traer.
Igual o más importante es el perdonarse a uno mismo. Cuando algo no se ha realizado correctamente y somos conscientes de ello, de poco sirve culpabilizarse de continuo.
Hay que valorar lo positivo y lo negativo y saber, que si una vez lo hemos hecho mal, ya no se va a volver a realizar de tal manera.
Que de los errores, como he citado anteriormente, se aprende. Tenemos que crecer y valorar los aprendizajes que los demás nos ofrecen.
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