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¿Cuáles son las enfermedades psicosomáticas?

Bud - Man Actualizado: 1 de marzo de 2022 Publicado: 19 de octubre de 2021

Hemos escuchado muchas veces que nuestra mente puede ser nuestra propia enemiga. ¿Cómo de cierta es esta afirmación? 

Una de cada tres personas sufre de dolencias que son ocasionadas por su propia mente. Esto se conoce como enfermedades psicosomáticas y se trata de un desequilibrio que ocurre entre la mente y el cuerpo, lo que ocasiona un desbalance en el sistema inmunológico. Y, por lo tanto, dicha condición nos hace más vulnerables ante los patógenos externos.

El estrés, la ansiedad y la depresión son enfermedades que se consideran como psicosomáticas. Muchos psicólogos también comentan que si sufrimos de patologías graves, como es el caso del cáncer, los pensamientos negativos pueden agravar la condición.

¿Las enfermedades psicosomáticas tienen un origen?

En primer lugar, hay que decir que este tipo de enfermedades pueden originarse a raíz de fuertes cargas emocionales que producen un desbalance en la psiquis, como es el caso de los traumas, angustia o ansiedad permanente. 

Los síntomas más comunes ligados a esta condición son: dolor de cabeza, espalda, vértigo, dolor general, dificultad para respirar, taquicardias, dolores articulares y musculares. 

Un caso clásico de una enfermedad psicosomática se da cuando, por ejemplo, una persona está nerviosa, siente malestar y dolor estomacal. Otro caso bastante común lo vemos cuando alguien se encuentra estresado y su pulso cardiaco se acelera. 

Enfermedades psicosomáticas ligadas a diferentes partes del cuerpo

Las enfermedades psicosomáticas son más comunes de lo que creemos. Los casos más conocidos son la depresión y la ansiedad. No obstante, existen trastornos psicosomáticos que no están ligados a una alteración psicológica. 

Cada vez existen más estudios que afirman que ciertos perfiles psicológicos provocan una aceleración de los procesos de somatización que se reflejan en diferentes partes del cuerpo. 

Algunos de los trastornos psicosomáticos más comunes ligados al cuerpo son:

Sistema digestivo

  • Colon irritable
  • Colitis ulcerosa
  • Estreñimiento
  • Diarrea
  • Gastritis
  • Úlcera péptica
  • Náuseas y vómitos

Sistema respiratorio

  • Hipo
  • Disnea
  • Hiperventilación
  • Asma

Sistema endocrino

  • Diabetes tipo 1
  • Hipertiroidismo
  • Hipoglucemia

Relacionado con la piel

  • Acné
  • Dermatitis
  • Micosis
  • Sudoración excesiva
  • Picor
  • Urticaria
  • Eritema púdico

Sistema cardiovascular

  • Arritmia
  • Taquicardia
  • Hipertensión
  • Neurosis

Sistema genital

  • Calambres y dolor menstrual
  • Eyaculación precoz
  • Impotencia
  • Trastorno en la micción

Sistema musculoesquelético

  • Dolor crónico en la cervical
  • Dolor crónico en la columna vertebral
  • Artritis
  • Fatiga crónica
  • Dolor óseo

Otras patologías ligadas

  • Anorexia
  • Bulimia

Tratamientos para las enfermedades psicosomáticas

Por lo general, el tratamiento más común para este tipo de condición es el acompañamiento psicológico o psiquiátrico, dependiendo del caso. 

De igual forma, es recomendable que el paciente cambie ciertos malos hábitos que forman parte de su rutina diaria.

Con frecuencia, cuando el especialista no llega a una solución empleando tratamientos biológicos, envía al paciente a psicoterapias. Aunque es importante resaltar que existen múltiples formas de tratar este tipo de trastorno y, dependiendo de la gravedad, se recurre a uno o a otro. 

Es importante que el paciente aprenda a no somatizar sus problemas, pues toda esta frustración pasará a afectar a diferentes zonas del cuerpo. 

El tratamiento de las enfermedades psicosomáticas debe enfocarse en todo el componente emocional y cómo este se relaciona directamente con el problema. 

Las evaluaciones psicológicas deben ir en unión con exámenes físicos. 

Recomendaciones generales para combatir las enfermedades psicosomáticas

La mente, además de controlar nuestras emociones, controla nuestro cuerpo. Es importante aprender a manifestar nuestras emociones siempre de manera positiva, nunca reprimir o provocar situaciones que puedan generar estrés y más ansiedad.

Por ejemplo, la meditación y la relajación son dos técnicas muy eficaces para desconectar, para que nuestra mente se tome un descanso y desconectar de los problemas del día a día.

Sin embargo, lo más recomendable para prevenir el estrés es hablar sobre nuestras inquietudes con nuestros familiares, amigos o pareja, y así poder anticipar una situación negativa y lograr sobrellevarla.

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