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La psicoterapia, como su nombre lo indica, es un tipo de terapia psicológica. Se lleva acabo entre un psicoterapeuta y un paciente. El objetivo fundamental de la psicoterapia es que el paciente logre hacer “insight”. En otras palabras, que pueda expresarse, conectarse, comprender y liberarse de los conflictos o preocupaciones que le afectan.
Con ello, el paciente podrá comprender la causa, implicación, y la razón de la prevalencia de sus conflictos. Trabajar en la resolución de los mismos y, en consecuencia, tener una vida más saludable a nivel mental.
El éxito de la psicoterapia radica en que el paciente se exprese libre y con confianza. Y, por su parte, que el psicoterapeuta pueda mostrarle al paciente nuevos senderos sobre los que pensar y sentir.
Un elemento clave de la psicoterapia es que se considera a la persona por encima de las etiquetas diagnósticas.
En definitiva, se trata de una forma de apoyo, ayuda, guía, contención y asistencia para la persona que solicita ayuda. Un método para el tratamiento de enfermedades mentales o dificultades emocionales. Bien sea afrontar problemas cotidianos o solucionar trastornos mentales específicos (depresión, manía, ansiedad, trastornos obsesivos compulsivos, entre otros).
Un psicoterapeuta es un profesional de la psicoterapia, puede ser un psiquiatra o un psicólogo. Específicamente, debe estar especializado en psicología clínica.
La función del psicoterapeuta es comprender al paciente de manera holística. Es decir, que maneje diferentes ramas del conocimiento, desde antropología hasta medicina, desde neurología a filosofía. Con lo cual, podrá realizar un trabajo psicológico profundo.
Fundamentado en ello, el psicoterapeuta tendrá las herramientas para mostrar al paciente diferentes caminos sobre el sentir y el pensar. Y, le abrirá las puertas para salir de la circularidad de pensamiento y acción. Allí radica la importancia de este profesional para la resolución de los conflictos y/o preocupaciones del paciente.
La psicoterapia se realiza de manera personalizada entre el paciente y el psicoterapeuta. Sin embargo, existen casos en los que es necesario la participación de más sujetos durante la terapia. Por ejemplo, puede participar la familia en el caso de las terapias familiares, o la pareja en el caso de las terapias de parejas.
Independientemente del tipo de terapia, la sesión usualmente tiene una duración entre 30 a 50 minutos. Estas secciones se caracterizan por una participación activa, tanto del psicoterapeuta como del paciente.
El número de sesiones de psicoterapia dependerá del problema o trastorno a tratar. Puede ser a corto, mediano o largo plazo.
Según diversas investigaciones, aproximadamente el 75% de los pacientes que reciben psicoterapia exhiben mejoras significativas. Es decir, experimentan un alivio en los síntomas que les permite mejorar su calidad de vida.
La efectividad de la psicoterapia aumenta cuando existe un esfuerzo de colaboración y buena voluntad por parte del paciente.
Existen diversos tipos de psicoterapia adaptados, grosso modo, a las circunstancias específicas del paciente, sus preferencias y sus problemas. Asimismo, influye la experiencia del psicoterapeuta y sus inclinaciones. De esta manera, se tiene:
Se fundamenta en la identificación de patrones de pensamiento y comportamiento para poder actuar sobre ellos. Resulta de gran utilidad en el tratamiento de la depresión.
Se trata de un tipo de terapia enfocada en que el paciente logre comprender los problemas interpersonales subyacentes. Es muy utilizada para la resolución de traumas o duelos no resueltos.
Es una terapia dirigida a regular las emociones del paciente. Consiste en proporcionar habilidades que permitan al paciente asumir la responsabilidad personal de cambiar sus malos hábitos, tanto a nivel mental como conductual.
Es un tipo de terapia dirigida a la superación de las malas experiencias vividas durante la infancia. Los cuales, repercuten en las emociones y comportamiento de la persona.
El psicoanálisis consiste en una forma más intensa y profunda de la terapia psicodinámica.
Fundamentada en la orientación y los estímulos para ayudar a los pacientes a enfrentar sus problemas por sus propios medios. Es decir, se fomentan todos los mecanismos de afrontamiento, como la autoestima.
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