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7 consejos para que viajar en pareja se vuelva la experiencia más gratificante

Peluquerías GAC Actualizado: 2 de febrero de 2022 Publicado: 14 de enero de 2022

Cuando estamos en una relación de pareja, pocas cosas hacen más ilusión que viajar juntos. Descubrir el mundo de la mano, conocer otras culturas junto a esa persona especial… Al principio, puede parecer que todo son ventajas: se fortalece la relación, es más económico, se conoce de verdad a la otra persona, se comparte y se viven experiencias que nunca se van a olvidar. 

Aun así no todo es color de rosa. Pueden surgir dificultades, conflictos, desacuerdos y un largo etcétera. ¡Pero no tiene por qué! Simplemente hay que ir con la mentalidad adecuada. Al fin y al cabo, sois un equipo

Es por ello que, a continuación, te damos una serie de consejos para que tú y tu pareja pongáis en práctica. Si lo hacéis, estamos seguros de que una experiencia tan valiosa como lo es viajar en pareja puede ser considerablemente positiva y beneficiar vuestro futuro en la relación. 

Planead el viaje en pareja

El momento previo al viaje en pareja es clave. Es ahora cuando cada parte tiene que exponer sus expectativas, ¿qué espera de este viaje? Por ejemplo, si preferís descansar más o andar miles de pasos diarios, si buscáis un lugar de playa o de montaña, si queréis quedaros en el país o aventuraros a otro continente…

Elegid juntos el destino, el alojamiento, las actividades y las fechas, para llegar a acuerdos entre los dos. De esta manera, os aseguráis de que ambos quedáis satisfechos con las decisiones tomadas. 

Los viajes tienen como finalidad sumar, y no restar. Así que escuchad al otro y no entréis en discusión a la mínima que haya un desacuerdo. 

Sed flexibles

Si la flexibilidad es vital en una pareja, lo es más cuando existe convivencia. Si aún no vivís juntos, los viajes son momentos de convivir, compartir, respetar, probar cosas, apoyarse el uno en el otro…

Hay que evitar, en estos casos, las posiciones rígidas e inamovibles. No suelen llevar a ningún lado, y suelen traer repercusiones negativas. 

Nada de tener las expectativas por las nubes

Como decíamos anteriormente, los viajes en pareja tienen cosas maravillosas que hacen crecer a la pareja, tanto individualmente como en equipo. Pero no por ello va a ser 100% satisfactorio. 

En ocasiones, ir con la idea preconcebida de que el viaje irá sobre ruedas, puede ser negativo. Las partes de la pareja pueden sentirse decepcionadas, consigo mismas y con el resultado del viaje.

Así que lo mejor es comprender que no tiene por qué ser todo un éxito. Hay espacio para el conflicto, los desacuerdos… Siempre y cuando estos se comuniquen y se busque un terreno común.  

La presión, como en cualquier ámbito de la vida, no es buena, sino todo lo contrario. 

Sed pacientes

En todos los viajes y, por tanto, también en los viajes en pareja, hay hueco para el conflicto, las discusiones y las crisis. Pero, ¿cómo reaccionar? Lo ideal es mantener la calma. 

De acuerdo, puede resultar complicado, pero hay que tratar estas situaciones apoyándose en el otro, juntos, y no enfrentándose mutuamente. Cuando hay una discusión, perder el control y alzar la voz, agrava la situación. Es entonces cuando se deja de pensar con claridad, se dicen cosas que no se sienten, se echan culpas no deseadas…

Podéis intentar controlar las emociones (ojo, que no evitar), mantener la calma y la paciencia, e intentar buscar una solución al problema, con buena fe.

¡Comunicaos!

Cada vez que alguien hace la típica pregunta “¿Qué es lo más importante en una relación?” aparece alguien que contesta “¡la comunicación!”. Pero, ¿qué quiere decir esto? De acuerdo, es imprescindible la comunicación en todo tipo de relación, ya sea de pareja, familiar o amistad. 

Pero no siempre sabemos por dónde empezar. Bien porque nadie nos ha enseñado o bien porque hemos tenido malas experiencias que nos han quitado las ganas de hacerlo. 

La comunicación no es más que, en primer lugar, comprender cómo nos sentimos. En segundo lugar, entender el porqué de esas emociones. Y, en tercer lugar, transmitir toda esa información. Eso sí, hay que comunicarse con respeto, buena voluntad y honestidad. De poco sirve la comunicación sin empatía, puesto que puede convertirse en crueldad. 

Pensad como un equipo

En los equipos no todas las partes son iguales. Unos son más buenos en algo en lo que los otros son nulos, y esos otros destacan en muchas otras cosas. Así ocurre en las parejas. Uno es bueno cocinando, el otro limpiando; uno destaca en la planificación del viaje, el otro en la elección de los servicios, y un largo etcétera. Pero esto es parte del encanto de una relación, ¿o no?

Esta mentalidad hay que conservarla en los viajes en pareja. Por ejemplo, hay por qué sentir celos si tu pareja se expresa mejor en inglés que tú, porque seguro que tú aportas muchas otras cosas buenas a la relación y al viaje. Es decir, ¡puedes sentir envidia sana! Pero que no se convierta en un problema grande que no sabes por dónde abordar. 

Permitiros vuestro espacio

A veces, cuando pensamos en viajes en pareja, se nos viene a la mente un escenario en el que dos personas están juntas las 24 horas del día, compartiendo cada pensamiento, cada actividad, cada espacio vital… Y no es necesario, aunque también es válido. 

No te sientas culpable si en algún momento quieres hacer una actividad por tu cuenta, si necesitas un rato para ti… Y es que no siempre vais a estar de acuerdo. Ya no se trata de no ceder, sino de permitiros vuestro espacio. 

Por ejemplo, tú estás deseando ver una obra de arte en un museo que llevas décadas queriendo visitar, pero tu pareja o no. O quizás tu pareja quiere ir a una tienda cuya zona no te apetece ni pisar. También puede ser que cada uno tenga su rutina de noche, uno lea y el otro ojee las noticias de ese día. ¿Por ser un viaje en pareja vais a dejar de hacer todo eso?

Además, puede ser muy interesante que os contéis las aventuras que habéis vivido en vuestro tiempo a solas: puedes descubrir a tu pareja el cuadro que tanto has admirado, qué colores tiene, cuál es su tamaño, cómo es el museo… o cuéntale la parte tan graciosa del libro que acabas de leer. En definitiva, la solución está en ceder y compartir

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