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Tristeza en niños: 5 consejos

Te contamos los mejores consejos para ayudar a un niño a combatir la tristeza.

Centro Psicologia Estrella Publicado: 12 de diciembre de 2022

Como padres, buscamos constantemente la felicidad de nuestros hijos. Queremos que nunca sufran y que disfruten constantemente de todo. Esto puede hacernos pensar que los niños, por el hecho de serlo, nunca pueden estar tristes ni con bajo estado de ánimo ante las dificultades.

Síntomas de la tristeza en los niños

Sin embargo, pensar esto es un error, de hecho, cada vez es más frecuente que esto ocurra. Hay niños que simplemente pasan por momentos breves de tristeza pero en otras ocasiones, este sentimiento aparece la mayor parte del día haciendo que se desconcentren en sus tareas, tengan apatía por casi todo, problemas para conciliar el sueño,…por lo que estas consecuencias pueden llegar a ser severas.

Consejos para ayudar al niño a combatir la tristeza

Para educar de manera positiva a un niño hay que conseguir que lo pase bien disfrutando con juegos, películas o excursiones, y no debemos dejar que lo pase mal sufriendo innecesariamente. Sin embargo, también hay que enseñarle a afrontar los problemas del día a día, respetar a los demás, responsabilizarse de las cosas,… Algunas premisas a tener en cuenta son:

  • Los padres son el principal modelo al cual los niños observan e intentan imitar, por lo que debemos ser un buen ejemplo para ellos mostrando que en ocasiones, antes las circunstancias adversas, estamos tristes y además somos capaces de verbalizarlo (estoy triste porque hubo este problema…), pero que pese a eso, nuestra vida sigue adelante y no dejamos de hacer cosas que nos gustan y nos motivan para poder elevar nuestro estado de ánimo.
  • Es fundamental enseñarles a manejar la frustración desde bien pequeños. Por este motivo, deben aprender que para conseguir algo que desean, deben ganárselo. Es importante que pongamos límites y normas para que sean conscientes de que no pueden conseguir todo lo que quieran sin esfuerzo. Cuanto mayor es el esfuerzo que emplean en lograr sus objetivos, mayor es la satisfacción una vez que lo alcanzan.
  • Debemos interesarnos por lo que le pasa para que se sienta en un clima de confianza y, de esta manera, cuando queramos que nos cuente algo que le ha pasado y por lo que está triste o más afectado de la cuenta, pueda encontrar en nosotros ese apoyo que busca.
  • Es fundamental que reforcemos cada pequeño avance que vayan teniendo y cada esfuerzo que hagan o intenten hacer para que poco a poco sean capaces de darse cuenta de que pueden y que los demás lo valoran.
  • Además, hay que tener en cuenta que no podemos forzar a un niño, ni tampoco a un adulto, a estar feliz y alegre todo el día. Todas las emociones son adaptativas y tienen su función, incluida la tristeza. Permite que tu hijo verbalice que está triste, no le restes importancia, pero no dejes de enseñarle el lado positiva de la vida. La tristeza es un problema cuando está presente en demasiados momentos del día, y sobre todo si está impidiendo que el niño haga otras cosas como las actividades de su vida cotidiana, no quiere salir con sus amigos…

Por tanto, educar para que sea feliz no quiere decir sobreprotegerle en todo momento, si no fomentar la autonomía del niño para que sea capaz de resolver por sí mismo las situaciones que le surgen hasta lograr el funcionamiento normal de un adulto.

Tengo un hijo de 8 años al que últimamente veo muy triste. Noto que no disfruta de las cosas como lo hacía antes y se frustra con facilidad cuando no le sale algo. No sé cómo abordar esta situación, ¿me podéis ayudar? Como padres, buscamos constantemente la felicidad de nuestros hijos. Queremos que nunca sufran y que disfruten constantemente de todo. Esto puede hacernos pensar que los niños, por el hecho de serlo, nunca pueden estar tristes ni con bajo estado de ánimo ante las dificultades. Sin embargo, pensar esto es un error, de hecho, cada vez es más frecuente que esto ocurra. Es importante detectar la causa que le está llevando a sentirse de esa manera y, por tanto, poder ayudarle a manejar la situación. Para ello, son importantes algunas premisas:   Los padres son el principal modelo al cual los niños observan e intentan imitar; por lo que debemos mostrarle que nosotros, antes las circunstancias adversas, estamos tristes y lo verbalizamos, pero que pese a eso no dejamos de hacer cosas que nos gustan y nos motivan para sentirnos mejor.   Es fundamental enseñarles a manejar la frustración desde bien pequeños. Es importante que pongamos límites y normas para que sean conscientes de que no pueden conseguir todo lo que quieran sin esfuerzo. Cuanto mayor es el esfuerzo que emplean en lograr sus objetivos, mayor es la satisfacción una vez que lo alcanzan.     Debemos interesarnos por lo que le pasa para que se sienta en un clima de confianza y, de esta manera, cuando queramos que nos cuente algo que le ha pasado y por lo que está triste, pueda encontrar en nosotros ese apoyo que busca.   Es fundamental que reforcemos cada pequeño avance que vayan teniendo.   Además, hay que tener en cuenta que no podemos forzar a un niño, ni tampoco a un adulto, a estar feliz y alegre todo el día. Todas las emociones son adaptativas y tienen su función, incluida la tristeza. Permite que tu hijo verbalice que está triste, no le restes importancia pero no dejes de enseñarle el lado positiva de la vida.   La tristeza es un problema cuando está presente en demasiados momentos del día, y sobre todo si está impidiendo que el niño haga otras cosas como las actividades de su vida cotidiana.  Si esto ocurre, no dudes en contactar con nosotros y te ayudaremos.  

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