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Apoyo psicológico durante mi tratamiento médico

El Fuster Actualizado: 2 de febrero de 2022 Publicado: 9 de febrero de 2021

Enfrentarse a una situación de incertidumbre supone, por lo general, cierto desequilibrio emocional. Esto se debe a que se produce un cambio drástico en la vida cotidiana y se desconoce con claridad el éxito o fracaso que traerá consigo esta nueva realidad. Lo mismo sucede cuando un paciente tiene que afrontar un tratamiento médico cuyos resultados no son necesariamente conocidos.

Por supuesto, la resiliencia humana lleva a agarrarse a la esperanza y a la certeza de que todo saldrá bien y en un porcentaje muy alto de las situaciones así será. En cualquier caso, los procesos largos que requieren un gran esfuerzo por parte de la persona son más duros de sobrellevar por el sacrificio que conlleva y el poco retorno a corto plazo que trae consigo.

Dado que estas circunstancias ocurren más a menudo de lo que parece, muchos especialistas recomiendan a sus pacientes asesorarse por medio de un profesional a fin de estabilizarse de manera emocional. Controlar el estrés o la ansiedad que se genera antes, durante e incluso una vez finalizado el tratamiento de reproducción asistida pueden aumentar la calidad del procedimiento.

Antes del tratamiento

El especialista en psicología es quien guiará al paciente durante este proceso. Lo primero que afrontará es una evaluación del sujeto a nivel personal e incluso familiar para saber si existen algunos antecedentes que puedan servir como información. También, por supuesto, las circunstancias sociales, como puede ser la capacidad económica o la situación de empleo, para escudriñar cómo el tratamiento puede afectar a estas y viceversa.

En ocasiones resulta complicado exponer todos los pasos que se van a dar durante esta nueva fase, pero es importante desarrollar cada uno de los hitos a fin de que quien se va a tratar posea toda la información posible acerca de lo que tiene que afrontar. De esa forma notificará al paciente lo que tendrá que superar y cómo hacerlo una vez se ponga todo en marcha.

Durante el tratamiento

Mientras perduren las citas, visitas, ciclos y demás es fundamental que se realice un seguimiento con el que mantener a raya algunas reacciones de ira, frustración y estrés que surjan. Especialmente cuando se interrumpe, modifica o se exponen resultados que no son los esperados.

Aportar las herramientas psicológicas necesarias a quien está luchando contra la adversidad ayudará al control emocional, la estabilidad y a reducir esas expresiones para que no afecten al equilibrio que se necesita en el resto de circunstancias diarias.

Después del tratamiento

La paciencia es una virtud, pero no todas las personas tienen la misma capacidad. Desde que se completa el tratamiento hasta que se realiza la prueba de embarazo, en la que se conocerá si ha habido éxito, transcurre algunos días en los que es imposible aislarse psicológicamente. Este tiempo de espera se conoce como ‘betaespera’.

Es ideal convencer a la persona de que no se encierre en sí misma y disfrute hasta que llegan los resultados. Abstraerse o divertirse a fin de no pensar en una situación que se escapa de su control fomenta que los días transcurran con normalidad.

Una vez que se comunique el desenlace será el momento de tomar las medidas oportunas. En caso de ser negativo, valorar si retomar el proceso o aparcarlo, con todas las consecuencias que ambas decisiones traen consigo. Y si es positivo, apaciguar la sensación de euforia que suele traer consigo a través de técnicas de relajación.

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