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El trastorno obsesivo-compulsivo se caracteriza por pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes. Estos desencadenan la ansiedad/el disgusto y obligan a la persona a realizar acciones materiales o mentales repetitivas para calmarse.
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) afecta a entre el 2 y el 3% de las personas a lo largo de la vida, independientemente del sexo. Puede comenzar en la niñez, la adolescencia o en los primeros años de la edad adulta. En muchos casos los primeros síntomas aparecen muy temprano, en la mayoría de los casos antes de los 25 años de edad.
Si el TOC no se trata adecuadamente, en primer lugar con una psicoterapia cognitivo-conductual específica, tiende a volverse crónica y a empeorar con el tiempo.
Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos intrusivos y repetitivos, percibidos como incontrolables por aquellos que los experimentan. Las obsesiones del trastorno obsesivo-compulsivo activan emociones desagradables y muy intensas, como la ansiedad, el asco y la culpa.
Como resultado, sienten la necesidad de hacer todo lo posible para tranquilizarse y manejar su angustia emocional. Para ello la persona realiza comportamientos repetitivos (como revisar, lavar, ordenar) o acciones mentales (rezar, repetir fórmulas, contar) destinadas a contener el malestar emocional causado por los pensamientos e impulsos que caracterizan las obsesiones descritas anteriormente.
Los síntomas del TOC son muy heterogéneos, pero en la práctica solemos distinguir entre algunos tipos. Algunos pacientes pueden tener más de un tipo de trastorno al mismo tiempo o en diferentes momentos de su vida..
Los síntomas son obsesiones relacionadas con infecciones o contaminaciones poco probables o poco realistas. A veces las sensaciones de suciedad se desencadenan incluso por pensamientos inmorales o recuerdos de eventos traumáticos, sin ningún contacto con los contaminantes.
Si la persona entra en contacto con uno de los agentes “contaminantes”, o experimenta de alguna otra manera una sensación de suciedad, realiza una serie de rituales de lavado, limpieza, esterilización o desinfección. Esto es para neutralizar la acción de los gérmenes y calmar la posibilidad de infección o para deshacerse de la sensación de suciedad y asco.
Los síntomas son obsesiones que implican controles prolongados y repetidos sin necesidad, destinados a reparar o prevenir una desgracia o un accidente grave. Las personas que lo sufren tienden a comprobar y volver a comprobar. Esto es para asegurarnos de que hemos hecho todo lo posible para prevenir cualquier posible catástrofe.
Dentro de esta categoría hay síntomas como: haber cerrado las puertas y ventanas de la casa, las puertas del coche, el grifo del gas y el agua o la puerta del garaje. Pero también que ha apagado las estufas eléctricas u otros electrodomésticos.
La persona que sufre esto no tolera que los objetos se coloquen de ninguna manera que sea mínimamente desordenada o asimétrica. Esto le da una desagradable sensación de falta de armonía y lógica. Cuando no está ordenado a su gusto, estas personas pasan horas de su tiempo ordenando y alineando estos objetos hasta que se sienten completamente calmados y satisfechos.
Se trata de un tipo de obsesión bastante rara que caracteriza a quienes tienden a almacenar y acumular objetos insignificantes e inútiles debido a la enorme dificultad que tienen para tirarlos. Hoy en día este problema se considera distinto del verdadero TOC y se denomina Síndrome de Diógenes.
La psicoterapia cognitivo-conductual es el tratamiento psicoterapéutico para el tratamiento de los trastornos obsesivos. Como su nombre indica, consiste en dos tipos de psicoterapia que se complementan entre sí: la psicoterapia conductual y la psicoterapia cognitiva.
La técnica más utilizada dentro del enfoque conductual para el tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo es la exposición al estímulo ansiógeno que se basa en el hecho de que la ansiedad y el disgusto tienden a disminuir espontáneamente después de un largo contacto con el estímulo. Así, se puede invitar a las personas que tienen una obsesión por los gérmenes a mantenerse en contacto con objetos “que contienen gérmenes” hasta que la ansiedad haya desaparecido.
La repetición de la exposición, que debe realizarse de forma muy gradual y tolerable para el paciente, permite reducir la ansiedad hasta su completa extinción. Para que la técnica de exposición sea más eficaz en el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo, debe combinarse con la psicoterapia cognitiva.
La persona con síntomas obsesivos relacionados con los gérmenes se expone al estímulo de la ansiedad y se le invita a hacer un esfuerzo para no realizar su ritual de lavado, esperando que la ansiedad se desvanezca espontáneamente.
El tratamiento con medicamentos para el trastorno obsesivo compulsivo se ha caracterizado históricamente por el uso del antidepresivo. Recientemente se ha generalizado el uso de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina que, con una equivalencia terapéutica sustancial demostrada por diversos estudios, asocian menos efectos secundarios.
Un porcentaje de pacientes que puede variar entre el 30 y el 40% no responde al tratamiento con medicamentos para el TOC.
La terapia farmacológica, que sólo puede ayudar, debe ir siempre acompañada de la terapia cognitivo-conductual para el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo.
Marta de Dios
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