¿En qué consiste la Traducción Simultánea y Consecutiva? Inglés-Español
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El período de cero a tres años es la etapa fundamental del desarrollo humano. En esta etapa, los bebés pasan por una fase de máximo crecimiento en todas las esferas de su existencia, desde el desarrollo de su físico hasta la inteligencia y las emociones. En el siguiente artículo se analizará en profundidad qué implica esta etapa en concreto y por qué es crucial para el futuro del niño.
Los bebés desarrollan habilidades motoras complejas desde el nacimiento hasta los tres años, durante las cuales se perfeccionan las acciones de correr, caminar y arrastrarse. Estas habilidades ayudan al bebé a involucrarse con su entorno y a desarrollar la confianza en sus capacidades físicas.
Gateo y primeros pasos: Uno de los hitos más emocionantes en esta etapa es cuando los bebés comienzan a gatear, generalmente alrededor de los 6 a 10 meses. Esto les permite desplazarse y empezar a descubrir el mundo que les rodea. Poco después, entre los 9 y 15 meses, comienzan a dar sus primeros pasos, marcando el inicio de su independencia.
Mejora del equilibrio y la coordinación: A medida que los niños practican caminar y correr, también mejoran su equilibrio y coordinación. Esto les permite participar en actividades más complejas, como saltar y subir escaleras, sentando las bases para el desarrollo de habilidades deportivas en el futuro.
El progreso motor fino se refiere a la capacidad que tienen los infantes de hacer movimientos de pequeñas y determinadas magnitud, como agarrar objetos, trazar y manipularlos con los juguetes. Estas habilidades son cruciales para el conocimiento de habilidades más complejas, como la escritura y el uso de herramientas.
Agarrar y soltar objetos: Desde los primeros meses, los bebés comienzan a desarrollar la habilidad de agarrar objetos con sus manos. Alrededor del primer año, logran soltar objetos deliberadamente, lo que les permite empezar a manipular su entorno con mayor precisión.
Manipulación de objetos pequeños: Alrededor de los 2 a 3 años, los niños desarrollan la capacidad de manipular objetos pequeños, como piezas de rompecabezas o bloques de construcción. Esta habilidad es crucial para el desarrollo de la coordinación ojo-mano y prepara a los niños para tareas más complejas en el futuro.
Además de la lengua, los infantes mejoran otras competencias mentales fundamentales en este periodo, como la capacidad de resolución de dificultades, la memoria y la concentración.
Exploración y experimentación: Los infantes menores son intrépidos por esencia. Les encanta investigar su territorio, intentar cosas nuevas y educarse a través del ensayo y error. Esta conducta es importante para el progreso de habilidades de resolución de dificultades y pensamiento crítico.
El desarrollo de la memoria: La memoria de los infantes crece significativamente entre los 0 y 3 años. Al inicio, los infantes unicamente tienen la capacidad de acordarse de cosas a corto plazo, sin embargo cuando crecen, su habilidad para acordarse de cosas y personas que les importan, se incrementa notablemente.
La evolución de las emociones a lo largo de los primeros tres años de existencia es fundamental para el establecimiento de relaciones sanas y durables en el futuro. El apego, o la relación afectiva entre los niños y sus cuidadores, tiene un rol importante en esta transformación.
Apego seguro: Un apego seguro permite a los niños sentirse protegidos y amados, lo que es esencial para su bienestar emocional. Los niños que desarrollan un apego seguro suelen ser más confiados y tienen menos problemas de ansiedad o comportamiento.
Expresión y regulación emocional: Los niños aprenden a expresar y regular sus emociones durante esta etapa. Al principio, pueden mostrar frustración o tristeza a través del llanto, pero a medida que desarrollan el lenguaje y la comprensión emocional, aprenden a expresar sus sentimientos de manera más sofisticada.
El conocimiento adquirido de los adultos es un ingrediente fundamental de la formación en la primera edad. A través de la conversación con distintos individuos y niños, los infantes mejoran sus habilidades para comunicarse, hacer pausas y ponerse en el lugar de los otros.
Interacción con pares: A partir de los dos años, los niños comienzan a mostrar un mayor interés en jugar con otros niños. Este tipo de interacción es fundamental para el desarrollo de habilidades sociales, como la cooperación y la resolución de conflictos.
Empatía y comprensión de los demás: Durante esta etapa, los niños también comienzan a desarrollar la capacidad de empatizar con los sentimientos de los demás. Esto es esencial para formar relaciones saludables y positivas a lo largo de su vida.
El plazo de tres a cero años es una etapa de conocimiento muy veloz y exasperante. Lo que los infantes retienen en este periodo es la base de su formación para la totalidad de áreas de la existencia. Desde la evolución corporal hasta la mental y emocional, cada habilidad que se logra en este periodo de tiempo forma parte del ladrillo con el que se edifica la personalidad y las habilidades para aprender y relacionarse con el entorno que los contiene.
Esta fase tiene que ser apreciada por los papás, los cuidadores y los educadores. Se requiere una crianza con sentido en un espacio de compenetración para que el menor evolucionara en todas las áreas del conocimiento. Hacerlo, implicará un futuro con muchas posibilidades y esperanza para el menor.
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