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¿Cómo sé cuál es mi tipo de piel? Los 2 métodos clave

El tipo de piel lo determinan la genética, factores internos y externos. Te mostramos dos técnicas eficaces para saber cuál es tu tipo de piel.

La Ventana Indiscreta Actualizado: 24 de marzo de 2022 Publicado: 17 de febrero de 2022

Cuando buscamos una rutina de cuidado de la piel, hay que tener en cuenta una serie de factores para conseguir resultados y no dañar la piel. Por ejemplo, tenemos que seguir una serie de pasos sí o sí, que son:

  • Limpiar el rostro, dos veces al día, una por la mañana y otra por la noche. En este paso también se incluye retirar el maquillaje que hemos llevado durante todo el día. Además, tienes que tener en cuenta que por mucho que te desmaquilles, tienes que limpiar tu cara.
  • Tonifica tu piel, para que esta absorba el resto de los productos del tratamiento de forma más eficaz. Lo mejor es que lo apliques con ayuda de un algodón, con lo que penetrará enseguida. 
  • Aplica el sérum facial, una fórmula de activos muy concentrada que llega hasta las capas más profundas de la piel. El sérum lo tendrás que elegir en función de lo que necesites: reparar, hidratar, iluminar, rejuvenecer el rostro…
  • Hidrata, con lo que tendrás una piel saludable a la vez que la protegerás. Independientemente de tus objetivos o tipo de piel, la hidratación es imprescindible en toda rutina. Puedes elegir, por ejemplo, aceites vegetales, con vitamina E y ácidos grasos. Pero tienes muchas opciones entre las que decantarte por tu crema ideal.
  • Mascarilla facial, entre una y tres veces por semana. Es un producto a demanda, puesto que te la tienes que aplicar cuando sientas que tu piel lo necesita. No todas las mascarillas se utilizan en el mismo momento de la rutina, ya que depende de qué haga cada una. Por ejemplo, si tienes una mascarilla de limpieza, lo mejor es que la apliques antes del tónico, aunque después de la limpieza. O, por el contrario, si tienes una mascarilla hidratante, lo ideal es que la utilices después del tónico, junto a tu crema hidratante. 

Pero eso no es lo único que tienes que saber. Además, debes conocer cuál es tu tipo de piel. Pero, ¿por qué? Principalmente, porque es la única manera de elegir un tratamiento apropiado a tu rostro, mejorando así su salud y aspecto. Pero no solo esto sino que también un buen tratamiento hará que los signos de la edad tarden en aparecer. 

En este artículo, ponemos el foco en los tipos de piel y cómo saber cuál es el tuyo. ¿Quieres descubrirlo? ¡Sigue leyendo para no perdértelo! A continuación, te lo contamos. 

Los 4 tipos de piel, ¿cuáles son?

Dentro de los cuatro tipos de piel encontramos la normal, seca, grasa y mixta. Lo más habitual es que se determine genéticamente, pero también afecta el estado interno y externo al que se somete nuestra piel.

Tipo de piel normal

La piel normal es lo que se conoce como aquella que tiene buen equilibrio. Es posible que la zona T, es decir, la frente, barbilla y nariz, sea un poco grasa, pero la hidratación y el sebo están en equilibrio. En otras palabras, el rostro no está ni muy hidratado ni muy seco. 

Tipo de piel seca

Una piel seca produce menos grasa que la piel normal, así que carece de los lípidos que necesita para retener humedad y protegerse del entorno. De esta manera, se deteriora la barrera. Además, conforme pasa el tiempo, la piel se seca más. 

Dentro de la piel seca encontramos la piel seca, la piel muy seca y la piel extremadamente seca. Suele darse porque la piel pierde agua por calor, estrés o actividad, o por falta de factores hidratantes naturales o lípidos epidérmicos. 

Tipo de piel grasa

La piel grasa produce mucho sebo. Cuando esta producción de sebo es excesiva, se denomina como hiperproducción y recibe el nombre de seborrea. Lo que puede provocar una piel de este tipo es la genética, los cambios y/o desequilibrios hormonales, medicación, estrés o productos para el rostro que lo irriten. 

Tipo de piel mixta

En la piel mixta encontramos dos tipos de piel, una en la zona T y otra en las mejillas. La zona T es grasa y pueden verse poros agrandados en la zona, quizás con impurezas. Las mejillas son normales y secas.

Método de la cara desnuda

Para este método, debes limpiar tu cara en profundidad, con un limpiador suave preferiblemente. Seca el rostro y no apliques ningún otro producto. Después de 30 minutos, observa tus mejillas, barbilla, nariz y frente para comprobar que no haya brillo.

Después de otros 30 minutos, comprueba si tu piel está reseca, en especial al mover las facciones. En caso de tener brillo en la nariz y la frente, seguramente tu piel sea normal o mixta. Si el brillo va más allá y llega a las mejillas, tu piel será grasa.

Método de la hoja secante

El método de la hoja secante es más rápido que el anterior, y es muy efectivo para diferenciar entre una piel seca y grasa. Pasa un papel seco por distintas áreas de tu rostro y sostén el papel mirando a la luz para ver cuánta grasa es visible. 

En caso de haber poca o nada de grasa, seguramente tu piel sea seca. Pero si, por el contrario, el papel muestra mucha grasa en la frente y la nariz, tu piel será normal o mixta. En caso de que la hoja esté saturada de grasa, tu piel será grasa casi a ciencia cierta.

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