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Sergio Candia Alemán
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La pandemia por el COVID-19 ha cambiado muchísimos aspectos de nuestra vida: cómo nos relacionamos, cómo compramos, cómo trabajamos… Y, por supuesto, cómo limpiamos los espacios.
La limpieza es una manera de protegernos contra el coronavirus y de volver a la normalidad poco a poco, a realizar nuestras actividades y negocios. Si bien es cierto que hay otras medidas, como el distanciamiento social, que cada vez se pasan más por alto, hay otras de las que no nos podemos olvidar.
Por ejemplo, las medidas sobre higiene. No solo lavarnos las manos al llegar de la calle o utilizar gel hidroalcohólico, sino que hablamos de la limpieza sanitaria y de las desinfecciones profesionales que, tras estos años, tienen que haberse convertido en rutina.
Hay que limpiar y desinfectar todos los espacios para evitar que el virus se extienda. Pero uno de los espacios a los que más atención hay que prestar es a las oficinas. Al fin y al cabo, son lugares en los que hay mucho movimiento de gente, personas no convivientes, de un lado para otro, quizás hasta sin mascarilla…
Pero, ¿todavía no sabes cómo limpiar y desinfectar una oficina en tiempos de coronavirus? ¡Sigue leyendo para no perdértelo! A continuación, te lo contamos.
Para evitar la propagación del virus, se recomienda garantizar la seguridad, a través de la limpieza, en espacios como son los gimnasios o clubes deportivos, los colegios o centros de asistencia primaria, residencias de personas mayores, supermercados… y, por supuestos, oficinas.
Pero no se puede garantizar la seguridad por medio de una limpieza normal y corriente, sino que ahora es algo más compleja. Lo ideal es contar con la ayuda de equipos de desinfección sanitaria profesional, que van a asegurar la protección de los espacios.
Para esto, ¿qué productos se utilizan? Lo mejor es usar productos que, entre sus componentes, tienen jabón o detergente. De esta forma, los gérmenes de las superficies se ven reducidos, eliminando así los posibles contaminantes, reduciendo el riesgo de contagiarse por el contacto con las superficies.
Una limpieza diaria debería ser suficiente en los casos en que no ha habido ningún caso de COVID-19, para eliminar los virus de las superficies. Por supuesto, esto también es lo óptimo aunque no haya pandemia, porque permite tener un establecimiento saludable.
En algunos casos hay que limpiar con más frecuencia. Estos casos son:
Además, sabemos que los protocolos en cuanto a la pandemia son muy difusos. Lo que también sabemos es que, si en un espacio, en este caso una oficina, ha estado una persona que ha dado positivo en COVID-19, en menos de 24 horas hay que limpiar y desinfectar el lugar.
Si bien es cierto que nunca habíamos necesitado un exhaustivo protocolo para limpiar y desinfectar, ahora sí. En primer lugar, tendrás que elaborar un plan de limpieza, decidiendo qué hay que limpiar y cuáles son las prioridades; en segundo lugar, limpia con protección, siguiendo todas las instrucciones.
Primeramente, has de determinar qué vas a limpiar. En este plan, recoge los tipos de superficie que vas a tratar y si estos han sido o no tocados por los trabajadores de la oficina. Está claro que, cuantas más personas toquen una superficie, más riesgo habrá. Es por eso que tendrás que priorizar las superficies que tienen un contacto frecuente, y limpiarlas una vez al día como mínimo, si no más.
A la hora de elegir productos de limpieza, puedes escoger aquellos con desinfectantes, para que sean más efectivos.
Como hemos adelantado, hay que priorizar las superficies de contacto frecuente. Las puedes limpiar una vez al día, pero lo ideal es hacerlo más.
Entre estas superficies de contacto frecuente no solo encontramos las mesas o encimeras de la oficina, que es lo que cabe al pensar en superficies. Hablamos de bolígrafos, grifos, teclados, botones de ascensores, barandillas de escaleras, teléfonos y un largo etcétera.
Es muy importante que, mientras limpiamos y desinfectamos una oficina, nos protejamos y nos aseguremos que el resto del equipo de limpieza está protegido. Para ello, lo óptimo es utilizar el famoso EPI o Equipo de Protección Individual, que incluye gafas protectoras, guantes, ventilación adicional y más precauciones.
Por supuesto, has de leer las instrucciones de todos los productos y equipos que utilizas, estableciendo las medidas necesarias para su uso.
Tras realizar las tareas de limpieza, debes lavarte las manos. La manera correcta de hacerlo es con agua y jabón, 20 segundos inmediatamente después del trabajo, tras quitarse los guantes del EPI.
Hay que destacar que algunos productos de limpieza y desinfección pueden llevar a ataques de asma a personas con esta afección, por lo que hay que estar pendiente de estas.
Si en el plan de limpieza que estableciste al principio incluye una limpieza y desinfección regular, tienes que tener en cuenta los productos que utilizas. Hay algunos que no pueden ser utilizados frecuentemente, por los químicos de sus componentes. En esos casos, podrías utilizar desinfectantes de forma ocasional, y agua y jabón de manera regular.
Es decir, en estos casos de desinfección constante, lo más importante es que sigas aquello que se indica en la etiqueta de los productos, para garantizar que este se está utilizando correctamente, y que no atenta a la seguridad de quienes lo utilizan.
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